miércoles, 28 de agosto de 2013

La tentación de la inocencia, de Pascal Bruckner


La tentación de la inocencia es uno de esos libros en los que el lector se encuentra a sí mismo dando cabezadas constantemente. Pero no por aburrimiento, sino como signo de asentimiento. “¡Cuánta razón tiene!”, se repite constantemente. Porque es cierto que muchas de las tesis que defiende Pascal Bruckner ya las habíamos pensado antes, pero es difícil encontrarlas tan sistematizadas y bien articuladas como en este ensayo.

Otro libro con el mismo tema y un título más explícito es La cultura de la queja, de Robert Hughes. Ambos critican una sociedad en la que todo el mundo se ha convertido en víctima como medio de eludir la responsabilidad individual. “Yo no tengo la culpa”, “el universo conspira contra mí”, son excusas habituales que se escuchan como débil defensa ante comportamientos que van del infantilismo a la barbarie.




Hay grupos para todos los gustos, nos dice Bruckner, que se esconden tras agravios históricos o contemporáneos, reales o imaginados, para poder así justificar una actitud de niño pequeño (lo quiero todo y lo quiero ya, es mi derecho), o unas reivindicaciones sin más soporte que el derecho de compensación. Pero incluso esta postura se lleva al extremo de la individualización. Todos somos víctimas, todos somos sujetos de acoso y maltrato. Todos somos irresponsables.

A veces se puede caer en la paradoja de la queja de la queja. Los “reivindicativos” pueden ser tan enojosos que nos obliguen a entrar en su juego. Pero Bruckner evita las trampas con un discurso perfectamente elaborado, una cantidad de ejemplos que es de todo menos vago, y una clarividencia que hace que casi 20 años después de la publicación de La tentación de la inocencia, sus tesis sean cada vez más evidentes.



Editorial Grasset & Fasquelle
Libros para todos 
  

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