miércoles, 2 de julio de 2014

Los hombres que miraban fijamente a las cabras, de Jon Ronson


La primera frase de Los hombres que miraban fijamente a las cabras es “Esta es una historia real”. Y hace bien Jon Ronson en dejarlo claro desde el principio, porque lo que viene a continuación es tan estrambótico que pese a las precauciones el lector no podrá más que poner en duda lo que le está contando ya desde la primera escena, cuando un general del ejército de los Estados Unidos intenta atravesar una pared con el poder de la mente. A partir de ahí todo se irá volviendo mucho más loco hasta convertirse en un relato siniestro.

Ronson es un periodista británico especialista en teorías de la conspiración, con una profesionalidad demostrada en sus variadas investigaciones y un sentido del humor que sabe moverse en el pantanoso campo de la paranoia. Tanto en sus trabajos televisivos como en su libro ¿Es usted un psicópata? ha demostrado que puede llegar hasta el fondo de espinosos asuntos (desde la dominación extraterrestre de la política mundial hasta el control por parte de psicópatas de las más importantes compañías del globo), y a la vez mantener en tono momento un distanciamiento y un empuje inquisitivo propios del mejor periodismo de investigación.




Durante la primera parte de Los hombres, como decíamos, el lector apenas puede creerse lo que está leyendo, la historia de un grupo especial del ejército americano que desde los años 70 se ocupó de realizar experimentos parapsicológicos que iban desde la levitación hasta el espionaje mental. Se trataba de un grupo de hippies y excéntricos que de alguna manera se las apañaron para obtener financiación estatal y desarrollaron con autonomía una nueva forma de hacer la guerra en la que pretendían imponer sus pensamientos pacifistas. Eran los guerreros jedi y estaban preparados para conquistar el mundo con una sonrisa.

Pero en la segunda parte,según nos acercamos a la actualidad, el tono del libro se vuelve mucho más perturbador. Ronson explica cómo el ejército se apropio de las ideas de estos visionarios para aplicarlas de una manera que no tenía nada de simpática. Así, explica algunas de las aberraciones que tuvieron lugar en Abu Ghraib y diversas técnicas de tortura que se empezaron a utilizar durante la guerra contra el terrorismo. Al contrario que en la fallida película que adaptó el libro, Ronson no se queda en lo superficial, sino que a través de un gancho popular y divertido llega a conclusiones mucho más inquietantes.

Ediciones B
Traducción de Carlos Abreu

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