viernes, 14 de noviembre de 2014

La maestra Annuzza, de Elvira Mancuso


Hay un capítulo en El grupo, de Mary McCarthy, en el que una de sus protagonistas debe realizar un informe de lectura de una novela italiana. Para ella el libro es una clara metáfora de la Italia mussoliniana, pero en realidad se trata de una novela del siglo XIX. Y es que hay que tener mucho cuidado a la hora de hacer interpretaciones contemporáneas de libros clásicos, pues lo más fácil es patinar. Conociendo algo de la trayectoria de Elvira Mancuso se podría calificar La maestra Annuzza como un alegato feminista, pero si se realizara una lectura a ciegas como el del personaje de McCarthy, se podría llegar a la conclusión de que se trata de un libro escrito por un misógino empedernido.

En realidad, lo que hace grande el libro de Mancuso es que no está sujeto a ninguna ideología. El propósito de la autora no es presentar una tesis camuflada más o menos hábilmente dentro de un relato novelesco, sino que sus personajes tienen los claroscuros de las personas reales. Sus motivaciones van de la pureza espiritual al interés más mezquino, a menudo mezclados en un mismo personaje. Su desarrollo es lógico y a la vez incomprensible. Su conclusión, casi operística, tiene implicaciones que van más allá del melodrama y que tampoco deberían circunscribirse a una lectura contemporánea.




El personaje de Annuzza no es en ningún momento un modelo de mujer liberada. Puede que su finalidad sea encomiable, pero sus motivaciones son rastreras, y su comportamiento está marcado por la ingratitud, la fatuidad y el rencor. Todo ello presentado de manera totalmente comprensible. Pero el cuadro no estaría completo sin la figura de la madre, la abnegada mártir dispuesta a cualquier cosa por cumplir los deseos de su hija. Y es relevante que según el libro se acerca a su conclusión, Mancuso aleje el foco de atención de Annuzza para centrarse en Pasquale, el novio baqueteado cuya ignorancia y buen corazón se gana la simpatía del lector, lo que hará todavía más complejo asimilar el desenlace.

La maestra Annuzza nos ha recordado poderosamente a las novelas de Galdós. En ella se encuentra la misma humanidad, la misma atención y ternura hacia las clases más desfavorecidas, también la perspicacia psicológica que transforma a sus personajes en seres de carne y hueso, sin que que en ningún momento decaiga el pulso de la narración. Con las limitaciones que supone una traducción, de igual manera se percibe el dominio de Mancuso para captar el habla popular en toda su expresividad y naturalidad.

Editorial Periférica
Traducción de Francisco de Julio Carrobles

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