lunes, 14 de abril de 2014

El coleccionista apasionado, de Philipp Blom


Con tan solo cuatro libros publicados, Philipp Blom es ya uno de los historiadores más interesantes de la actualidad. Si mientras en Encyclopédie y El radicalismo olvidado de la Ilustración europea se había ocupado del Siglo de las Luces, y en Años de vértigo del periodo anterior a la I Guerra Mundial, en El coleccionista apasionado no se centró en una época determinada, sino que su estudio abarca al menos desde el siglo XVI y llega el presente. Como se ve, se trata de un autor con diversidad de gustos.

Ciertamente Blom tiene buen ojo para elegir los temas, pero esta cualidad no significaría nada si no viniera acompañada de una meticulosidad apabullante y de una soltura para la escritura al alcance de muy pocos profesionales académicos. Sus libros son profundos y ligeros, detallados y entretenidos, competentes y accesibles. Si esta combinación entre rigor y divulgación es extraña, más lo es todavía si tenemos en cuenta que Blom es alemán.




En El coleccionista apasionado tenemos una panorámica lo más completa posible de una disciplina inabarcable por definición. Hay tantos tipos de coleccionistas como objetos raros puede haber en una colección. La misma definición de coleccionista y de colección es difícil de restriñir. Si para algunos se puede tratar de una patología, para otros será una simple afición sin consecuencias. Pero de Hearst (el personaje en el que se basó Welles para configurar a Kane) al coleccionista de tapones de plástico quizá solo haya un matiz de disponibilidad.

Blom no se detiene en el repaso a la historia del coleccionismo, ya de por sí repleta de datos curiosos, personajes memorables y peculiaridades sin fin, sino que también estudia el sentido mismo de la colección, el sentido último, podríamos decir, pues al fin y al cabo la colección, más allá de un intento de expresar poder (tengo lo que nadie más posee), de dar sentido a lo que no lo tiene (en un desordenado mundo, mi colección al menos tiene un orden), es también una expresión del anhelo de permanecer. Un atisbo de inmortalidad.

Editorial Anagrama
Traducción de Daniel Najmías


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