martes, 5 de mayo de 2015

Una y otra vez, de Kate Atkinson


Al empezar Una y otra vez parece que estamos ante una de esas ucronías del tipo “qué pasaría se Hitler hubiera muerto antes de llegar al poder”, pero enseguida nos damos cuenta de que el propósito de Kate Atkinson es más intimista, y a la vez quizá más ambicioso. Porque detrás del lado más llamativo de la novela (una vida que se trunca y se reinicia repetidamente, a la que el lector vuelve reiteradamente asistiendo a sus múltiples variantes) hay una filosofía mucho más profunda, un sentido del destino.

Aunque el libro se lee con fascinación e incluso ansiedad, en realidad no se trata de una tarea fácil. Por el contrario, Atkinson demanda toda la atención del lector. Así, sin en la primera parte este se entrena en el concepto circular de la historia, como tanteando un terreno en el que todavía no conoce bien a sus habitantes, en la segunda parte la autora redobla la apuesta y acelera los viajes en el tiempo, que van más allá de las continuas reaperturas para ofrecer varios cambios de escenario sin aparente continuidad en una misma página.




Pero la maestría de Atkinson está en que, a cambio de esta atención, ofrecer un universo de posibilidades, una historia tan bien construida que recuerda a esas novelas inglesas de principios de siglo citadas en Una y otra vez (Forster, Conrad), impecablemente ejecutadas y que avanzan sin que ningún impedimento técnico las pueda detener. También nos ha recordado a las mejores novelas de Margaret Atwood, sobre todo en su impudor a la hora de utilizar un género normalmente considerado como menor y darle categoría de gran clásico.

A Atkinson, que se hizo famosa por sus novelas de detectives, desde luego no le amilana este salto de categorías y demuestra que puede escribir mejor que cualquiera de esos autores supuestamente más prestigiosos y ocupados en la “gran literatura”. Lo que nos hace pensar en Stephen King, ya que Una y otra vez también tiene algunos puntos en común con 22/11/63. Como en aquella, la resolución es una sombra inquietante durante toda la narración. ¿Cómo podrá salir de esta Atkinson? Quizá el destino esté en los otros.

Editorial Lumen
Traducción de Patricia Antón


No hay comentarios:

Publicar un comentario