No
es fácil encontrar una copia en castellano de Sin blanca en París y
Londres, ni tan siquiera de segunda mano. Quizá se deba a que es
visto simplemente como el primer libro de un autor que más tarde
llegaría a ser muy famoso, pero en sí mismo irrelevante. Sin
embargo, como todo lo que escribió George Orwell, nos atreveríamos
a decir, Sin blanca en París y Londres no solo merece la pena ser
leído, sino que aún hoy en día mantiene toda su vigencia. Y eso
sin contar con que la prosa de Orwell siempre es una lección de
escritura.
Para
empezar, hay escasos libros como Sin blanca en París y Londres.
Habrá pocos escritores dispuestos a morirse de hambre y pasar meses
sin un techo seguro bajo el que cobijarse para experimentar en su
propia carne lo que supone la pobreza más absoluta. Por eso no
contamos con demasiados testimonios que combinen maestría literaria
y un retrato fiel y vívido de la miseria. Por supuesto tenemos al
genio de Dickens, o a Henry Miller, el indisimulado modelo de Orwell
para este libro, pero en Sin blanca en París y Londres nos
encontramos con una visión personal que caracterizaría al mejor
Orwell.
Por
ejemplo, Orwell tiene la capacidad para dar lecciones morales sin
caer en el sermón. A veces pueden ser sencillos consejos como no
rechazar ningún folleto que nos ofrecen en la calle, pero en otras
ocasiones sus implicaciones son mucho más ambiciosas. Mejorar las
condiciones de vida de los desheredados, facilitar su vida sin dar
muestras de compasión ni superioridad, tratar de comprender a quien
lo está pasando mal y no culparles de su desgracia. De manera
literal, Orwell se puso en la piel de los marginados y, aunque fuera
de manera incompleta, llegó a saber lo que sienten. Y ya no pudo ver
el mundo con los mismos ojos.
El
propio Orwell dice que Sin blanca en París y Londres puede leerse
como uno de esos diarios de viajes, estos sí muy abundantes, solo
que en lugar de retratar paisajes exóticos y culturas lejanas,
Orwell se introduce en el corazón de las ciudades que tan bien
creemos conocer. Pero el se centra en aquellas personas y lugares que
preferimos ignorar, sobre los que habitualmente no nos planteamos
preguntas ni nos preocupamos. La pobreza, tema central en la obra de
Orwell, es el elefante en la habitación, el fantasma que por temor o
repugnancia hacemos como si no existiera. Hay que tener el arrojo y
el compromiso de Orwell para plantarle cara.
Editorial
Penguin
Edición en
castellano de Menoscuarto
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