viernes, 2 de octubre de 2015

Le passanger de la pluie, de Sébastien Japrisot


En Le passager de la pluie (El pasajero de la lluvia) Sébastien Japrisot se puso en la piel de sus personajes y decidió ir directo al grano: nada de perder el tiempo con descripciones elaboradas: lluvia, un pueblo abandonado, una bolera, una playa apartada, no se necesitan más pistas; ni pensar en detenerse para elaborar perfiles psicológicos, un gesto es suficiente para definir un carácter; y en cuanto a la acción, ni un respiro, ni una página para reflexionar, muévete o muere.

Japrisot, que además de exitoso novelista del género negro también fue guionista de polar, no disimula mucho sus intenciones con Le passager de la pluie. Sin llegar a ser una de esas novelas que adaptan una película de moda, se percibe claramente que en la escritura del libro Japrisot ya tenía en mente la versión cinematográfica, y dejó el camino despejado. Los abundantes diálogos (muchas veces transcritos a la manera de un guion) y la estructura por escenas convierten el libro en un curioso híbrido.




Contagiado por el autor, el lector tampoco tiene tiempo para respirar. Si se toma el libro como lo que es, pura serie negra francesa, disfrutará de los continuos sobresaltos y engaños que ofrece Japrisot. Poco importa que todo suena a conocido (como manifestación estilística, Japrisot no tiene ningún apuro en escribir frases como “de repente oyó un ruido. Se dio la vuelta y ahogo un grito de angustia”). Aquí hemos venido a entretenernos y bien que lo vamos a hacer.

Sin llegar a ser novedoso, si se puede decir que el libro ofrece unas cuantas sorpresas. Pese a vivir en este mundo de convenciones del género, o quizá precisamente por ello, el argumento va dando saltos en los que poco importa la coherencia o la verosimilitud, lo importante es seguir adelante sin que de tiempo a preguntarse “pero ¿cómo...?”. Por supuesto, Japrisot tampoco renuncia al esperado inesperado giro final.


Editorial Folio

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