lunes, 23 de septiembre de 2013

Un paraíso inalcanzable, de John Mortimer


Si al empezar una novela nos encontramos con una rectoría en medio de la campiña inglesa, ya sabemos que estamos penetrando en un mundo conocido. De una manera casi igualmente instantánea, al comenzar a leer Un paraíso inalcanzable detectamos que su autor, John Mortimer, pertenece a una muy noble estirpe de escritores británicos que, por muy peculiares que sean, siempre tienen un aire de familia.

Estamos hablando de autores como Evelyn Waugh o Anthony Powell. Aunque en el caso de Mortimer el círculo social que recrea es menos cosmopolita que el de estos autores, su estilo elegante, su ironía punzante y sus retrato implacable de la sociedad británica nos sitúan en un territorio que ya hemos visitado con asiduidad. Sin ir más lejos, Leslie Titmuss, el trepa maquiavélico que aparece en esta novela y que protagonizará otras dos, es un primo hermano del Widmerpool que atraviesa Una música para la danza del tiempo, de Powell.




La huella de Waugh (no es de extrañar que Mortimer se ocupara de la extraordinaria adaptación televisiva de Retorno a Brideshead) también es perceptible en la estructura narrativa, que encadena presente y pasado con una naturalidad y una fluidez que hace que los tiempos se confundan. Si a través de los enredos de sus personajes vemos reflejada la historia de Inglaterra desde la posguerra hasta los años del thatcherismo, son en realidad las complejidades de las relaciones sociales y familiares las que hacen que Un paraíso inalcanzable sigue siendo interesante hoy en día.

Por eso la trama del testamento, que estructura la narración y sirve como enganche dramático, aunque funcione perfectamente a nivel simbólico, tiene una resolución poco convincente. Quizá en las siguientes novelas de Titmuss este fleco es resuelto con una mayor habilidad y las cuentas pendientes quedan realmente resueltas.

Editorial Libros del Asteroide
Traducción de Magdalena Palmer


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