martes, 11 de agosto de 2015

Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo


Ya sea por mala conciencia o por el desprecio español hacia su propio pasado, lo cierto es que la fascinante historia de la conquista de América es poco y mal conocida. Sin ir más lejos, la épica conquista de la Nueva España por Hernán Cortés y sus hombres ha quedado relegada a algunos tópicos muy generales. Pero es que incluso muchas de estas historias que todo el mundo conoce han sido falseadas. Así, el famoso incendio de los barcos ordenado por Cortés para impedir el retorno de los soldados fue de hecho un embarrancamiento.

Lo cierto es que esta manipulación de la historia, sin duda concerniente a aspectos mucho más relevantes que la anécdota citada, viene desde prácticamente el momento mismo en el que se produjeron los hechos, de tal manera que la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, que empezó siendo un memorial para reclamar algunos derechos adquiridos, se convirtió en una revisión de la historia reciente que autores como Francisco Gómez de Gómara estaba reescribiendo en beneficio de intereses particulares.

Como hace notar Guillermo Serés en sus imprescindibles estudio y notas, Díaz del Castillo no era una persona especialmente instruida, ni tan siquiera sabía “escribir”, pero es precisamente la ausencia de una retórica lo que da a sus escritos una apariencia de verismo que los engolados textos de pendolistas profesionales eran incapaces de alcanzar. Esta naturalidad, que por otra parte, y como no podía ser de otra manera, incluye algunos de los manierismos propios de su época, también facilita la lectura actual.

Pese a que Díaz del Castillo cae a menudo en digresiones y hay largos apartados demasiado personales como para que interesen a muchas más personas que las directamente implicadas, lo cierto es que la Historia verdadera también se puede leer en gran parte como un relato de aventuras, como un retrato costumbrista de una época y un lugar extraordinarios en los que, sin embargo, las personas seguían siendo gente normal, con sus necesidades pedestres, con sus miserias propias, pero también capaces de las más inimaginables proezas.




Otro aspecto que destaca a lo largo del libro y que Serés hace notar es la intención de Bernal por reflejar la conquista como un logro colectivo. Frente a la visión aristocrática de Gómara y otros historiadores que pretendían convertir a Hernán Cortés en único responsable de la hazaña (quizá con la ayuda de Santiago), Díaz del Castillo enfatiza la importancia del conjunto, desde los capitanes hasta los soldados más olvidados. Con una magnífica memoria que le permite recordar nombres y circunstancias particulares, el autor refleja de manera orgullosa el valor de cada uno de los participantes en la empresa.

Una de las partes más curiosas de la Historia verdadera es la introducción de elementos propios de la novela caballeresca, como cuando los conquistadores llegan a la ciudad de México y creen estar ante una de las maravillas descritas en el Amadís de Gaula. Pero estas comparaciones no restan crédito al relato, sino que lo vinculan de manera directa con la cosmovisión propia de la época y ayudan a comprender cómo se sentían aquellos hombres ante la visión de un mundo que parecía de fábula y que, sin embargo, tenían ante sus propios ojos.

Si esta edición dela Historia verdadera por la Real Academia Española es un encomiable logro, lo cierto es que si se quiere divulgar la obra de Díaz del Castillo más allá de especialistas y de un reducido grupo de curiosos, quizá sería conveniente la publicación de una edición reducida. Después de todo, hay extensas parte del libro digamos que prescindibles, y ediciones abreviadas de otros clásicos como la Historia de la decadencia y caída del imperio romano han contribuido sin ninguna duda a su mayor difusión.

Editorial Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores

Edición de Guillermo Serés

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