miércoles, 30 de octubre de 2013

Asiles de fous, de Régis Jauffret


Muchas veces, después de leer un libro extraño o incomprensible, decimos que es “una novela de locos”. En el caso de Asiles de fous (Asilos de locos), lo que nos cuenta Régis Jauffret no es una excentricidad o un mundo disparatado. Pero lo que sucede es tan turbador, tan peculiar dentro de la cotidianidad, que se convierte realmente en una novela de locos.

La historia es sencilla: una ruptura sentimental. Pero el relato de la misma es una sucesión de hechos y comentarios que no dejan tranquilo al lector, que le sorprenden con una visión esquizofrénica de la realidad, que perturban por lo cercana que resulta esa línea entre lo normal y lo patológico.




El mayor logro de Jauffret está en su mezcla entre terror y comicidad. Porque lo que cuenta es tan cercano como una familia cualquiera. Una familia que ha llevado sus obsesiones un poco demasiado lejos y que se ha alejado de la realidad para caer en la paranoia. Y ahí es donde se produce el horror. Pero el lector no puede parar de reír con sus monólogos airados y su modo de contar la historia desde una perspectiva distorsionada e hilarante.

Jauffret se esfuerza por disolverse en la narración, hasta el punto de que un personaje confiesa que él no es el autor del libro, que se ha limitado a firmar sin ni tan siquiera leerlo. Pero es que los personajes también cobran vida a través de las palabras, sin necesidad de encarnarse. Esta vez no es un juego metaliterario, es la mejor manera de expresar la confusión entre realidad y enajenación.

Editorial Folio

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