miércoles, 25 de marzo de 2015

El misterio de la carretera de Sintra, de Eça de Queirós y Ramalho Ortigão


El misterio de la carretera de Sintra, primera novela de Eça de Queirós (escrita en colaboración con Ramalho Ortigão) pertenece a ese extraño tipo de libros que se sitúan en una época de ruptura en el que un género agoniza pero todavía no ha dado paso a una nueva corriente preponderante. Pero lo más raro no es comprobar lo bien que se las arreglaba el que sería maestro del realismo portugués en los territorios del romanticismo, sino la modernidad de una narración autoconsciente que da otro significado al término “posromántico”.

En realidad El misterio se podría leer fácilmente como el clásico folletín decimonónico (fue publicado por entregas en el Diario de Noticias en 1870) en el que no faltan ninguno de los típicos ingredientes de este género. Pero sería perderse lo mejor. En la novela nos encontramos con un crimen sin explicación aparentes, personajes embozados, veneno, viajes exóticos y mujeres misteriosas (no falta ni la exuberante española, inevitablemente llamada Carmen: ni tan siquiera en Portugal la imagen de lo español pasa de ser una caricatura romántica).




Pero lo más curioso es que los autores, que saben bien lo que todo este entramado novelesco tiene de artificioso, juegan con el concepto de folletín y en algún capítulo incluso lo ponen en duda de manera explícita. Al construir la narración a través de diversas voces que dan su propia versión de lo sucedido, introducen a un corresponsal agrio y agudo que no deja de criticar lo que ve como una construcción manida e inverosímil. Se podría considerar como ponerse la venda antes de la herida, pero conocido el talento Eça de Queirós lo interpretamos más bien como otro elemento más en su cuestionamiento de la novela popular más común en aquella época.

Lo cierto es que El misterio adolece de no pocos defectos en su construcción y que en algunos momentos la parodia parece dejar paso a un genuino espíritu romanticista hoy muy pasado de moda. Pero, como pasaba con El monje respecto a la literatura gótica, El misterio se puede leer como la gozosa culminación de un género, un libro en el que todo está permitido y la imaginación no tiene ninguna cortapisa. Es tan fácil dejarse llevar por su argumento que sería un desperdicio ponerse a buscarle algo de coherencia. Para eso ya tenemos muchos otros libros perfectamente sólidos e inanes.

Editorial Acantilado
Traducción de Carmen Martín Gaite

No hay comentarios:

Publicar un comentario