martes, 24 de marzo de 2015

Todo un hombre, de Tom Wolfe


Hoy en día La hoguera de las vanidades ya se considera como uno de los mejores retratos de la sociedad americana en los años 80, y la misma consideración se podría atribuir a Todo un hombre respecto a los 90. Pero en realidad la obra de Tom Wolfe no debería circunscribirse a una épocas y lugares tan determinados, pues no sería difícil releer estas obras en clave actual y de aquí mismo. De hecho, son sorprendentes la cantidad de similitudes que se pueden encontrar entre los libros de Wolfe y Rafael Chirbes.

Y es que aunque se tenga a Wolfe como un escritor de bestsellers (será que no se ha encontrado otro motivo de crítica que su éxito comercial), saltan a la vista sus cualidades literarias. Wolfe puede permitirse su ambición balzaquiana para dibujar grandes panorámicas sociales gracias no solo a su gran formación y su demostrada valía para el reportaje, sino a su capacidad para adentrarse en muy diversos espacios y mimetizarse con sus personajes. Ya sea en los círculos más selectos o en las calles más peligrosas, Wolfe se mueve con naturalidad y logra no parecer impostado, sino con conocimientos de primera mano.




Incluso cuando echa mano de los recursos literarios más cuestionables, como el deus ex machina (que en Todo un hombre alcanza proporciones homéricas), lo hace de tal manera que tenga sentido intrínseco con el conjunto de la narración. Es decir, el fondo moral, filosófico, de la novela encaja a la perfección con esta intromisión de un ser superior (Zeus o el mismo Wolfe) que maneja los hilos a su capricho y que consigue llevar a sus criaturas al sitio que desde un principio les tenía destinados.

Algo similar hace con el lector. En las más de mil páginas de Todo un hombre hay una cantidad inabordable de personajes, historias paralelas y cruzadas, desvíos inesperados y colisiones explosivas. Se tratan grandes temas habituales en Wolfe, como las diferencias sociales y de género, el racismo o la preponderancia del dinero en el mundo actual. Pero también acerca el foco y se detiene ante seres humanos, a los que describe con tanta cercanía que a veces deja de lado su ironía característica para demostrarnos que más allá de la fábula hay una historia verdadera.

Editorial Ediciones B
Traducción de Juan Gabriel López Guix

No hay comentarios:

Publicar un comentario