jueves, 26 de noviembre de 2015

Delfos, de Michael Scott


En su prólogo a Delfos, Michael Scott afirma que "la comprensión del mundo antiguo y, desde mi punto de vista, de toda la humanidad, está incompleta si no se comprende Delfos". Antes de meterse en el más complejo análisis de la segunda parte del enunciado, hay que admitir que después de leer el libro de Scott, de su afirmación inicial no hay ninguna duda: Delfos, más allá de su famoso oráculo, concentro en un pequeño y apartado lugar de Grecia la esencia de su época.

Una época que, por otro lado, se alargó desde al menos el siglo VIII a.C. hasta el siglo VI d.C., aunque extensiones plausibles hacia atrás y hacia adelante bien podrían convertir su historia en la historia de Occidente, desde el nacimiento de la civilización hasta lo que para muchos sería su destrucción, escenificada por hordas de turistas insaciables, pasando por distintas eras de esplendor y decadencia, gloria y destrucción.

Como decíamos, Delfos no solo fue la sede del más famoso y respetado oráculo de la Antigüedad, sino que también acogió la celebración de los Juegos Pitios, en su momento tan populares como los Olímpicos; y además a lo largo del tiempo se convirtió en un complejo monumental en el que se podían admirar algunos de los logros más destacados del arte clásico. Estas circunstancias hicieron de Delfos el lugar propicio para dirimir las más variadas cuestiones de lo que en aquella época era el centro del mundo.




No es de extrañar pues que se considerara Delfos como, literalmente, el ombligo del mundo. Con todo este material, Michael Scott, quien parece saberlo todo sobre el lugar y tiene una gran habilidad para transmitir sus conocimientos, compone un libro detallado y erudito que repasa todas las fases de la historia délfica con erudición y humildad, pues si bien no deja escapar ni un solo detalle que considere trascendente, es consciente de que el estado actual de conocimiento sobre Delfos no deja de ser limitado.

Por ello, Scott en todo momento deja claro que esto es lo que se sabe hasta ahora, pero que las interpretaciones podrían cambiar radicalmente con un solo hallazgo. Pero hay una idea que pervivirá a cualquier nuevo descubrimiento, lo que nos lleva de nuevo al planteamiento inicial. ¿Puede ayudar conocer la historia de Delfos a entender a la humanidad? ¿Realmente esas personas que creían con fe ciega lo que les decía una mística, supuesta portavoz de Apolo, eran como nosotros?

Sí, sin ninguna duda. Podemos burlarnos de la credulidad de los griegos, pero en la actualidad siguen existiendo los horóscopos, así que tampoco hay que pecar de soberbia. Y esto es solo una anécdota. Por mucho que se repita, no deja de ser sorprendente que los antiguos griegos lo inventaran todo, desde la Historia y la Filosofía hasta el teatro o la democracia. Pero todavía más turbador, o quizá tranquilizador, es que los hombres y mujeres contemporáneos siguen moviéndose en prácticamente los mismos parámetros mentales que estos antepasados tan peculiares. Nada nuevo bajo el sol.

Editorial Ariel

Traducción de Francisco García Lorenzana

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