miércoles, 25 de noviembre de 2015

Veinte años después, de Alejandro Dumas


Que si su estilo es deslavazado, que si es literatura juvenil, que si sus novelas son larguísimas, que si abusa sin pudor de las coincidencias, que si tienen poco rigor histórico... Hay muchos motivos para dejar de lado a Alejandro Dumas, pero los alicientes para volver a leerlo ganan por aplastante mayoría. Porque es cierto que Veinte años después es una novela extensa (setecientas páginas de apretada letra en esta edición), pero no lo es menos que en ella nos encontramos de todo.

Hay aventura, por supuesto, pero también intriga, melodrama, recreación histórica, y ante todo una predisposición dionisiaca por pasárselo bien. La lectura ahora de esta novela, quizá veinte años después de haber disfrutado por primera vez de Los tres mosqueteros, devuelve todo el entusiasmo adolescente que producía el descubrir un tipo de lectura libre y febril, en el que la acumulación de peripecias no abotargaba, sino que producía una continua sensación climática.

En Veinte años después, los mosqueteros se ven envueltos en intrigas palaciegas de todo tipo (y cuya comprensión no es estrictamente necesaria), en el intento de salvación de Carlos I de Inglaterra, en dos conatos de guerra civil, uno en miniatura y otro en toda su extensión, que son capaces de evitar. Y mientras llevan a cabo sus peligrosas misiones, también tendrán que enfrentarse a un enemigo demoníaco, el pérfido Mordaunt, cuya maldad está a la altura de la de su madre...




Al mantener una traducción añeja (convenientemente corregida), se redobla la sensación de vuelta a un lugar especial. Quizá fue aquí donde descubrimos por primera vez algunas palabras (como tahalí), y de la misma manera se nos transmite la impresión de regresar a al manantial de donde todo surgió, a los libros donde nació la fascinación por la literatura y que, milagrosamente, mantiene su capacidad para hechizarnos. 

Es imposible recuperar la inocencia de la lectura de descubrimiento, pero no deja de llamar la atención cómo las aventuras de los tres mosqueteros han marcado de tal forma la ficción posterior. Más allá de las obras directamente inspiradas en los personajes de Dumas, sería imposible catalogar todos los libros y películas que han surgido de esta fuente primigenia. Como mitos modernos, D'Artagnan, Athos, Porthos y Aramis se han convertido en figuras tutelares de la literatura de aventuras contemporánea.

Esto se debe sin duda a la fantasía de Dumas, capaz de crear escenas memorables en una cantidad abrumadora, y de mezclar géneros con una naturalidad sorprendente. Pero sobre todo por su creación de personajes imbatibles (en más de un sentido). La astucia de D'Artagnan, la nobleza de Athos, la bonhomía de Porthos, el refinamiento de Aramis, y sobre todo la exaltación de la amistad y del honor, elevan a estos mosqueteros, en la mejor tradición homérica, a la categoría de símbolos atemporales.

Editorial Edhasa

Traducción de editorial Lorenzana, revisada por Carlos Pujol Jaumandreu y Carlos Pujol Lagarriga

No hay comentarios:

Publicar un comentario