En los últimos años
Dennis Lehane parece haber ingresado en las Grandes Ligas de la mano
de su monumental Cualquier otro día y de Vivir de noche, galardonada
con el premio Edgar y recién publicada en español. También ha
alcanzado un amplio público gracia a varias adaptaciones de sus
novelas, apartado en el que ha tenido suerte con las magistrales
Mystic River y Adiós, pequeña, adiós, y algo menos con la versión
que Scorsese hizo de la impactante historia que contenía Shutter
Island. Incluso su nombre ha aparecido como firmante de algunos
episodios de la serie de televisión más aclamada de los últimos
años: The Wire.
Pero Lehane tiene
antecedentes. Aunque el autor de Boston es un gran innovador de la
novela negra, solo se le puede considerar un maestro porque también
es un gran conocedor de su tradición. Y qué tradición más
venerable en este género que las series de detectives. Cuando un
novelista logra perfilar unos personajes redondos, es difícil que se
resista a edificar una saga, y los detectives Kenzie y Gennaro son
antológicos.
En esta ocasión nos
centramos en Plegarias en la noche, la quinta entrega de la serie.
Obviamente lo más apropiado es leer cada entrega de manera
cronológica, pero también se pueden leer de manera desordenada,
sobre todo para un primer acercamiento al universo de Lehane, a ese
Boston sucio y plagado de delincuentes que él ha vivido desde dentro
y que sabe describir como nadie.
Aunque en realidad Lehane
tiene sus precursores. Basta abrir las páginas de Plegarias al azar
para encontrarse con unos diálogos tan contundentes y frescos como
los de George V. Higgins. Pero lo que sitúa a Lehane fuera de
categoría es que no solo maneja con una habilidad electrizante los
diálogos, sino que también es un perfecto ingeniero a la hora de
elaborar los otros pilares de la creación novelística: sus
personajes son inolvidables, cercanos, aterradores, divertidos, según
las necesidades; y sus tramas están construidas a prueba de bombas.
Plegarias es uno de esos
libros que hay que dejar para cuando se tiene un buen rato libre,
porque una vez se ha empezado, se quiere llegar hasta el final. Es
más, es casi imposible dejarlo según en qué momento. Kenzie y
Gennaro han vuelto, y la mejor literatura negra de nuestro tiempo les
acompaña.
Editorial RBA
Traducción de María Vía
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