jueves, 5 de noviembre de 2015

Especulación, de Thomas Wolfe


Cuando se dice de un autor que es un "escritor para escritores" suele haber varias interpretaciones diferentes (si no es un comodín que esconde que no se tiene mucho más que decir sobre él, o que no se le ha leído, con justificación). En el caso de Thomas Wolfe, aparte de certificar un hecho objetivo (Wolfe quizá fue el escritor americano más admirado entre la generación posterior), también puede indicar la dificultad que puede suponer para un lector "no experto" el entrar en su obra.

El estilo de Wolfe es detallista, moroso, sin miedo a la reflexión y al embelesamiento estético. Salvando las distancias, se le podría comparar con Gabriel Miró, un autor más preocupado por la belleza de la frase y la descripción exhaustiva que por el argumento y el desarrollo dramático. Esto es especialmente cierto en novelas largas (muy largas) como El ángel que nos mira, uno de esos libros que exigen lectores especiales.




Por eso quizá para aproximarse a Wolfe es mejor empezar con libros como Especulación, una novela corta (se lee en una hora) en la que el autor, sin traicionar su estilo, va al grano y realiza un retrato instantáneo, casi al natural. Por otra parte, el tema de Especulación no podría ser más actual: nada menos que una burbuja inmobiliaria. Así que en esta ocasión en lugar de un libro distante y frío, nos encontramos con una narración viva y que comprendemos muy bien.

Pero más que moral, la visión de Wolfe sigue siendo estética. Para él la avaricia y el disparate económico tiene unas consecuencias que van más allá de la ruina monetaria: se trata de la destrucción del pasado, de todo lo que era bello, en pos de unas ilusiones que no llevan a ninguna parte. A fogonazos, sin más dibujo psicológico que el apunte discreto, Wolfe firma una nouvelle salida más de la necesidad inmediata que de la, digámoslo así, especulación intelectual.

Editorial Periférica

Traducción de Juan Sebastián Cárdenas

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