En tiempos del
big data, cuando la información se ha convertido en
apariencia en el producto más deseado, un bien mercantil valioso en
sí mismo y que pone en cuestión temas como el derecho a la
privacidad y es capaz de provocar guerras (o al menos decantarlas),
un libro como Historia social del conocimiento demuestra que la
importancia de la información viene de lejos y que la lucha por
poseerla y controlarla ha marcado en gran medida la historia de los
últimos siglos.
En este primer
volumen sobre la historia del conocimiento Peter Burke se centra en
la época que arranca con Gutenberg y llega hasta la publicación de
la Encyclopédie, es decir, la Edad Moderna. Con la invención
de la imprenta, la información, hasta entonces limitada y
restringida, sufre una explosión que cambiará la faz de la tierra
(Burke, al contrario de lo que suele ser habitual, deja atrás el
etnocentrismo y también dedica parte de su estudio al mundo islámico
y al lejano oriente).
El estudio de
Burke, que consigue esa alquimia tan anhelada de combinar erudición
histórica y divulgación, abarca en un libro relativamente breve
cuestiones tan variadas como la geografía de la información, la
clasificación del conocimiento, las formas de adquirirlo o el
nacimiento de la incredulidad. Además, el libro está repleto de
citas memorable y de anécdotas que van desde la descripción del
libro más largo del que se tiene conocimiento (750.000 páginas)
hasta la historia de las notas a pie de página.
Pero este
apartado instructivo y a la vez entretenido es solo la superficie de
un pensamiento profundo. Apoyado en las teorías de Foucault y
entendiendo la Historia como un saber multidisciplinar, Burke alcanza
una comprensión amplia y matizada sobre la importancia de la
información. Como decía el muy citado en el libro Francis Bacon,
saber es poder. Pero, para empezar, deberemos saber por qué.
Editorial
Paidós
Traducción
de Isidro Arias
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