Es
suficiente con leer el primer cuento de Diez de diciembre, Vuelta de
honor, para darse cuenta de que estamos ante algo completamente
diferente. Pero en apenas treinta páginas ya tenemos todas las
claves de la escritura de George Saunders: un virtuosismo narrativo
impresionante, un lenguaje muy particular que exige el desciframiento
por parte del lector, unos personajes que parecen habitar en otro
mundo y que sin embargo son muy de este, y una descripción de la
sociedad que se mueve entre el sarcasmo y la parábola más punzante.
Una
vez introducidos en este universo saunderiano, el lector pasará por
diversas fases, siempre de sobresalto en sobresalto. Habrá momentos
de extraordinario dolor, otros de una comicidad absurda y molesta,
también breves apariciones de un humanismo redentor. Cierto que
hay algún relato fallido, o que al menos nosotros hemos fallado en
interpretar, pero el conjunto tiene una coherencia y una capacidad
para deslumbrar que convierten Diez de diciembre en una colección de
relatos irrenunciable.
Además
de Vuelta de honor, podríamos destacar Escapar de La Cabeza de
Araña, una de esas fábulas en las que el mundo imaginado y el mundo
real se entremezclan de manera inquietante, mostrando una sociedad
dominada por la industria farmacéutica (el control mundial por parte
de las grandes empresas, sin que suena a paranoia, es una de las
obsesiones de Saunders), sociedad en la que la única opción para
huir es dejar de ser un ser humano, en un sentido o en otro. Los
diarios de las Chicas Sémplica es el relato más extenso del libro y
le llevó a Saunders más de doce años de redacción. Está escrito
en un lenguaje sincopado y juega con el contraste que provoca la
narración desde el punto de vista de un tipo normal de una historia
totalmente aberrante.
A
casa es quizá el mejor cuento de todos. En él predomina la visión
perpendicular de un soldado que vuelve al hogar y se encuentra con un
mundo incomprensible cuyas claves se le escapan, se trata de la
desolación en su estado más puro. El último relato, Diez de
diciembre, también provoca el genuino estremecimiento que va más
allá de la habilidad estilística al presentarnos a dos personajes
desamparados a los que sin embargo Saunders dota con la gracia de la
generosidad.
Editorial
Alfabia
Traducción
de Ben Clark
No hay comentarios:
Publicar un comentario