viernes, 22 de mayo de 2015

Diez de diciembre, de George Saunders


Es suficiente con leer el primer cuento de Diez de diciembre, Vuelta de honor, para darse cuenta de que estamos ante algo completamente diferente. Pero en apenas treinta páginas ya tenemos todas las claves de la escritura de George Saunders: un virtuosismo narrativo impresionante, un lenguaje muy particular que exige el desciframiento por parte del lector, unos personajes que parecen habitar en otro mundo y que sin embargo son muy de este, y una descripción de la sociedad que se mueve entre el sarcasmo y la parábola más punzante.

Una vez introducidos en este universo saunderiano, el lector pasará por diversas fases, siempre de sobresalto en sobresalto. Habrá momentos de extraordinario dolor, otros de una comicidad absurda y molesta, también breves apariciones de un humanismo redentor. Cierto que hay algún relato fallido, o que al menos nosotros hemos fallado en interpretar, pero el conjunto tiene una coherencia y una capacidad para deslumbrar que convierten Diez de diciembre en una colección de relatos irrenunciable.




Además de Vuelta de honor, podríamos destacar Escapar de La Cabeza de Araña, una de esas fábulas en las que el mundo imaginado y el mundo real se entremezclan de manera inquietante, mostrando una sociedad dominada por la industria farmacéutica (el control mundial por parte de las grandes empresas, sin que suena a paranoia, es una de las obsesiones de Saunders), sociedad en la que la única opción para huir es dejar de ser un ser humano, en un sentido o en otro. Los diarios de las Chicas Sémplica es el relato más extenso del libro y le llevó a Saunders más de doce años de redacción. Está escrito en un lenguaje sincopado y juega con el contraste que provoca la narración desde el punto de vista de un tipo normal de una historia totalmente aberrante.

A casa es quizá el mejor cuento de todos. En él predomina la visión perpendicular de un soldado que vuelve al hogar y se encuentra con un mundo incomprensible cuyas claves se le escapan, se trata de la desolación en su estado más puro. El último relato, Diez de diciembre, también provoca el genuino estremecimiento que va más allá de la habilidad estilística al presentarnos a dos personajes desamparados a los que sin embargo Saunders dota con la gracia de la generosidad.

Editorial Alfabia

Traducción de Ben Clark

No hay comentarios:

Publicar un comentario