La
hipótesis de Riemann (que, a grandes rasgos, demostraría una
coherencia en la distribución de los números primos) ha sido
durante el último siglo y medio uno de los grandes problemas de la
matemática. A alguien ajeno a la disciplina su confirmación le
puede parecer una inutilidad flagrante, pero para los implicados no
solo se trata de un reto apasionante, sino que de demostrarse falsa
acabaría con los cimientos sobre los que se ha construido gran parte
de la matemática moderna, por lo que no se trata de una cuestión
baladí.
Según
descubrimos de la mano de Marcus du Sautoy en La música de los números primos, la historia de la hipótesis de Riemann reúne por
si sola todos los elementos que hacen de la matemática un terreno
fascinante y mágico, componente insospechados para los que ven en
esta materia simple mecanicismo y aburrimiento. Desde Euclides y
hasta la actualidad, pasando por grandes genios como Fermat, Gauss o
Euler, los números primos han estado en el corazón mismo del
progreso matemático, y su indescifrable secreto continúa provocando
obsesiones y avances insospechados.
Du
Sautoy es matemático de profesión, pero es uno de esos científicos
dotados con el don de la divulgación. Cualquier persona que no se
acerca al mundo de la matemática desde sus tiempos estudiantiles
puede disfrutar y apreciar su labor, contagiado por su entusiasmo y
su destreza narrativa. Cierto que seguramente después de haber
seguido cada uno de los pasos indicados no tardará mucho en
olvidarse de su sentido, pero en lo que dure su excursión no se
perderá ninguna de las maravillas de los números que Du Sautoy le
ha descubierto.
Pero
en La música de los números primos no solo nos encontramos con
audaces formulas y creativas soluciones matemáticas, sino también
con numerosos personajes que por sí mismos se merecen libros
enteros. Los matemáticos tienen fama de excéntricos, y aunque Du
Sautoy no quiere abundar en la caricatura, lo cierto es que los
personajes que presenta no tienen desperdicio. Portentos como
Ramanujan, Selberg o Weil son presentados en toda su humanidad para
demostrar que detrás de cada teoría hay una persona de carne y
hueso.
El
estilo histórico de Du Sautoy a veces puede parecer positivista, con
una idea del progreso matemático muy personalista, pero lo cierto es
que el autor es muy claro en su exposición de los avances teóricos
que han llevado desde los más rudimentarios cálculos hasta la
actual idea de que la hipótesis de Riemann puede demostrarse a
través del caos cuántico. Quizá el problema se resuelva mañana,
quizá dentro de cinco siglos, pero en el camino habrá proporcionado
un avance en el conocimiento de un valor, este sí, incalculable.
Editorial
Acantilado
Traducción
de Joan Miralles de Imperial Llobet
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