La polilla y la herrumbre es uno de esos libros a las que un resumen
argumental no les haría justicia (y, ya puestos, tampoco su poco
atractivo título), porque además de que esta sinopsis sería
bastante escueta, la historia situada a principios del siglo XX en la
campiña inglesa de unas jóvenes casaderas, sus cuitas sentimentales
y la destrucción de unas cartas como elemento clave en el desarrollo
dramático pueden evocar una amalgama de tópicos mil veces vistos a
los que daría pereza regresar.
Y
sin embargo la novela de Mary Cholmondeley ofrece sorpresas
inesperadas. La autora ni tan siquiera trata de convertir su libro en
una parodia de esas historias románticas tan trilladas, sino que su
ejecución es mucho más sutil, aceptando de pleno los rigores del
género para, desde dentro, darles una vuelta completa. Al leer La
polilla y la herrumbre es irremediable pensar en Jane Austen, su
ironía y su antirromanticismo, pero escrita un siglo después de las
obras maestras de Austen, en esta novela también encontramos una
intromisión directa de la autora que dota al libro de una modernidad
insospechada.
Se
percibe claramente que Cholmondeley tiene demasiado cariño a sus
personajes para burlarse de ellos, por eso aunque a menudo los vea
con cierto distanciamiento, predomina la compasión. Anne, la
aristócrata inteligente y demasiado perceptiva para su propio bien,
no es una caprichosa indolente ni una soberbia que mira el mundo por
encima del hombro, sino que es capaz de analizar con lucidez su
entorno y sacar conclusiones que no siempre redundan en su beneficio,
pero que le permiten comprender y actuar en consecuencia,
convirtiéndose en ese extraordinario ejemplar de personas capaz no
solo de asesorar a los demás, sino de seguir sus propios consejos
Pero
el verdadero centro de la novela es Janet, la ingenua muchacha de una
clase social inferior que de pronto se ve inmersa en un mundo cuyas
claves no sabe manejar y que se verá decepcionada cuando conozca por
experiencia propia el desastre al que puede llevar el amor, en el que
confía demasiado. Solo gracias a su encuentro con otros personas de
bien y a los consejos de Anne podrá superar los momentos en los que
parece que el mundo se le viene literalmente abajo. Pero no saldrá
indemne de sus decepciones y al final será consciente de que el
esplendor ha pasado fugazmente.
Editorial
Periférica
Traducción
de Ricardo García Pérez
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