Pese a que el título
original no tiene nada que ver (One turn, un favor), Incidentes, el
elegido para la edición española de este libro de Kate Atkinson, no
está mal seleccionado. Porque, efectivamente, un simple y cotidiano
incidente como es un leve accidente de tráfico, es el que
desencadena una compleja trama con numerosas derivaciones que
causarán varios cadáveres en los únicos cuatro días en los que se
desarrolla la historia.
Atkinson sitúa la acción
en un lugar siempre sugerente, un Edimburgo que parece escenario
propicio para los misterios y los encuentros imprevisibles, y en un
periodo especialmente novelesco, como es el famoso festival teatral
de la ciudad, que reúne a todo tipo de personas y facilita una
mezcla humana de amplias posibilidades dramáticas. El inicial
“incidente” da pie a una variada descripción desde el punto de
vista de varios personajes que solo han visto el suceso de manera
parcial y que van dando al lector una información destilada.
Todo este arranque es
brillantísimo y adquiere una velocidad vertiginosa en la que el
lector necesita ir completando los datos que se le van suministrando.
A la vez que se van conociendo más detalles de una historia, se
abren nuevos enigmas en apariencia dispersos, pero que se intuye que
convergerán en algún momento. También los personajes irán
adquiriendo consistencia y pasan del arquetipo (el escritor culposo y
deprimido, el ex todo fuerte por fuera y delicado por dentro, la
policía en la cuerda floja) a convertirse en seres reales por los
que nos preocupamos.
Lejos de ser una novela de
detectives facilona (como las que escribe uno de sus protagonistas),
Incidentes es un libro perfectamente armado y con algunos recursos
literarios realmente efectivos, como ese uso de diálogos medio
enunciados medio narrados, o un uso ejemplar en el tempo de la acción
y en la dosificación de la información. Quizá el punto más
candente de la narración llega demasiado pronto y en el desenlace
queda cierta sensación de descenso de la temperatura, de falta de un
clímax dramático. Pero Atkinson todavía se ha reservado alguna
sorpresa.
Editorial
Circe
Traducción
de Patricia Antón
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