Desde nuestra perspectiva,
no parece que el ambiente de los ricos abogados y hombres de negocios
de la Costa Este americana sea el mejor lugar para cimentar una
formación ética. La hipocresía puritana, la avidez por el dinero
y un clasismo rancio no son el caldo de cultivo más apropiado para
fomentar un comportamiento honrado. ¿O sí? Porque si de lo que se
trata es de sacar lecciones provechosas, un comportamiento poco
edificante puede ser tan útil como un modelo de santidad.
Louis Auchincloss
convierte cada capítulo de La educación de Oscar Fairfax en un
pequeño cuento moral en el que es el lector quien debe sacar sus
propias conclusiones. No hay moralejas ni respuestas obvias, sino
planteamientos complejos que exigen reflexión y una difícil
coherencia. Podemos sentirnos alejados de ese entorno en el que se
mueven el exitoso abogado Fairfax y su círculo familiar y de
amistades, pero en el fondo los dilemas morales siguen siendo los
mismos en cualquier lugar del mundo: comportarse de manera recta
muchas veces implica apartarse del camino establecido.
El libro de Auchincloss
toma como explícita referencia La educación de Henry Adams, pero en
este caso Oscar Fairfax tiene una presencia más patente. Es cierto
que en muchas ocasiones adopta el papel de observador, que cada
cuento tiene como figura central a otros personajes, pero Fairfax no
se priva de dar sus opiniones y de intervenir directamente en la
resolución de los dilemas. De cada peripecia, aunque le pille de
refilón, Fairfax, y con él el lector, dará un paso más en su
formación “espiritual”.
La educación es, pues, un
libro ambicioso, pero de una llamativa facilidad. Con una extensa
carrera literaria a sus espaldas, Auchinclos es capaz de escribir con
una suavidad que se transforme en pura exquisitez para el lector. Hay
que tener una muy ajustada técnica para lograr que el mecanismo de
la escritura se transforme en un flujo natural, y Auchincloss se
maneja en este apartado con la misma soltura que en las fiestas más
refinadas de Nueva York.
Editorial
Libros del Asteroide
Traducción
de Pilar Mañas Lahoz
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