Hay escritores que por
algún motivo han quedado relegados a la segunda categoría del canon
establecido. Se les aprecia, sí, se les cita con cierta asiduidad,
pero no pasan de ser vistos, con cierto desdén, como “autores
menores”. También hay algunos géneros que no logran alcanzar el
estatus de seriedad debido, ya tengan obras maestras incuestionables
y admiradores apasionados. Ambas circunstancias se dan en Chesterton
y en sus cuentos del padre Brown. Pero a quién le importan las
listas y la opinión de los expertos: Chesterton es un escritor más
talentosos que cualquiera de ellos y sus relatos de misterio una
delicia. Los relatos del padre Brown es, pues, uno de esos libros que
proporciona lo mejor que la literatura puede ofrecer.
Los relatos del padre
Brown recogen en un solo volumen todas las aventuras de este
inteligentísimo y sagaz curilla. No se trata de un libro para leer
de corrido, tanta brillantez puede acabar deslumbrando, sino para ir
degustando en ocasiones especiales. De hecho, pese a la simplicidad
aparente de sus enunciados, cada relato tiene una profundidad que no
pocas veces tiene alcance filosófico. Se podría decir que dentro de
sus múltiples niveles de lectura, uno de ellos atañe a la
investigación metafísica. Un feliz dualismo entre literatura de
entretenimiento y poso reflexivo.
Pero, hablando de
dualismo, no se trata en absoluto de disertaciones sobre fe y razón,
bien y mal, o cualquiera de los otros grandes temas sabidos. Y mucho
menos, gracias a dios, de sermones. Cada relato se puede leer en un
nivel básico de misterio, un caso extraño de apariencia
irresoluble, pero que en su conclusión resulta tener una explicación
perfectamente lógica. Ente medias, personajes excéntricos, falsas
vías de investigación y deducciones que desafían la verosimilitud.
Si, tristemente el lector pocas veces acierta.
Durante más de mil
páginas acompañaremos al padre Brown por todo tipo de
investigaciones, y sin embargo poco llegaremos a saber sobre él en
el sentido biográfico. Porque lo que impera es una posición moral,
un método deductivo y una postura estricta sobre hacer lo correcto.
Y si a veces se puede achacar a Chesterton cierto proselitismo, su
buen humor, su simpatía y su tolerancia le redimen. Aunque parezca
un oximoron, Brown cree en una religión racionalista, en una
explicación del mundo que combina lo material con lo espiritual. Si
Holmes decía que “Cuando lo imposible ha sido eliminado, lo que
quede, por muy improbable que parezca es la verdad”, Brown podría
contestar “Cuando lo improbable parezca la única respuesta, piensa
en lo imposible y acertarás”.
Editorial
Acantilado
Traducción
de Miguel Temprano García
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