jueves, 4 de diciembre de 2014

La flecha del tiempo, de Martin Amis


Es incuestionable que La flecha del tiempo es un prodigio de técnica narrativa, pero ¿alcanza realmente los límites a los que apunta su ambición? Porque Martin Amis podría haberse conformado con utilizar el recurso de contar una historia hacia atrás a través de una historia banal, y sin embargo decidió centrarse en la figura de un médico nazi, por lo que su pretensión moral va mucho más allá del mero juego literario.

Lo cierto es que gran parte de la novela no está directamente relacionada con su tema profundo y solo cuando el lector conoce el pasado de su protagonista cobra sentido el conjunto. Pero en esa primera parte predomina la vertiente cómica, la sorpresa ante una situación incomprensible y reiterativa, los trucos pirotécnicos de estilo. Algunas ideas son realmente redondas, como esos diálogos que se pueden leer hacia delante o hacia atrás, mientras que en otras ocasiones Amis parece demasiado satisfecho de su propia invención.




Un recurso especialmente problemático es el del punto de vista. No sé sabe muy bien si el narrador es la conciencia de su protagonista, su alma o simplemente un método que Amis se saca de la manga para poder contar la historia desde la perspectiva de alguien que cree que el mundo funciona marcha atrás. Es sin duda una solución brillante y que da mucho juego, pero también es cierto que por momentos flaquea en coherencia.

A la espera de su nueva novela, en la que vuelve a los campos de concentración nazis, Amis ha demostrado moverse con habilidad en el resbaladizo terreno de aplicar humor a temas que no tienen ninguna gracia. En la parte final de La flecha del tiempo, cuando la confrontación entre lo que ve el narrador y lo que realmente está sucediendo llega a su paroxismo, lo que el autor busca ante todo es poner en evidencia un absurdo, pero quizá no haría falta ser tan retorcido para llegar a esa conclusión.

Editorial Vintage
Edición en castellano en Anagrama

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