Wajdi Mouawad es reconocido internacionalmente como uno de los grandes
dramaturgos contemporáneos, pero de 2002 a 2012 se embarcó en la
redacción de una ambiciosa novela que acabaría siendo Ánima.
Aunque la huella de su teatro es evidente, sobre todo en lo que
respecta a algunas obsesiones (la búsqueda de una explicación en el
pasado que desentrañe un suceso traumático ya estaba en su obra más
famosa, Incendios), en Ánima Mouawad demuestra que es un
narrador muy dotado capaz de dominar los resortes de la novela con la
misma soltura que los del teatro.
Además
de algunos temas muy personales, en la escritura de Mouawad también
es inmediatamente reconocible su expresividad a la hora de plasmar
una violencia brutal, a veces tan excesiva que puede provocar el
saltarse algunas líneas en las que la dureza y el horror expresado
es tan explícito que a duras penas es soportable. Pero el autor
tiene claro que para transmitir todo el dolor y la infamia no puede
andarse con elipsis ni adornos: es tan directo y descriptivo no por
sensacionalismo, sino para alcanzar el mayor impacto emocional, y
bien que lo consigue.
Para
narrar esta historia de violencia en la que el hombre pertenece a la
más salvaje de las especies, Mouawad adopta precisamente el punto de
vista de los animales. Desde gatos y monos hasta arañas o
serpientes, cada breve capítulo de las dos primeras partes es
relatado por estos personajes incidentales que cuentan lo que ven sin
más juicio que el desagrado por una raza humana desnaturalizada y
capaz de los crímenes más atroces. En la tercera parte será un
perro el que tome las riendas de la narración, demostrando que la
posible redención del hombre tiene su vía en el regreso a la
naturaleza asilvestrada.
Antes
de llegar a la mitad del libro parece que las desventuras de su
protagonista ya no darán mucho más de sí, pero es que entonces se
produce un quiebro inesperado que parte la novela en dos. Si Ánima
comienza como una muy particular historia de crímenes y
persecuciones, a partir de determinado momento se transforma en la
peripecia de un hombre devastado que trata de conocer sus orígenes.
Al final ambos hilos se entrecruzaran de manera tan convincente como
explosiva, y ya solo quedará continuar con un inacabable viaje de
expiación.
Editorial
Destino
Traducción
de Pablo Martín Sánchez
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