De las muchas
teorías que Bryan Talbot desliza a lo largo de Alicia en Sunderland una de las más convincentes es que Alicia
en el País de las Maravillas ha
afectado de una manera u otra a prácticamente la totalidad de la
cultura popular británica posterior. Más allá de las innumerables
versiones y los homenajes más o menos velados, el influjo del mundo
de Alicia se deja ver en numerosísimas novelas, películas, obras de
arte o, como no, cómics.
Pero
el libro de Talbot no es solo un revelador estudio sobre algunas de
las claves ocultas sobre la gestación de Alicia y una reivindicación
de Lewis Carroll alejada de la figura arquetípica del retraído profesor de matemáticas, quizá pedófilo y desde luego antisocial,
quien según Talbot era en realidad una persona muy afable, divertida
y, desde luego, genial. Alicia en
Sunderland es también un homenaje a
esta ciudad a través del repaso de su historia y de su brillante
presente.
Francamente,
poco sabíamos sobre esta ciudad del noreste de Inglaterra, pero la
panorámica que dibuja Talbot es tan fascinante que, quién lo
hubiera dicho, dan ganas de conocerla de primera mano. Talbot no solo
encuentra en esta región muchos de las claves de la historia de
Inglaterra (y de Alicia), sino que recorre sus calles actuales
descubriendo una acumulación de improbables tesoros, además de
orgullo por su vitalidad y su idiosincrasia libre e independiente.
A
través de una estructura compleja y muy variada, Talbot demuestra
con Alicia en Sunderland
la cantidad de posibilidades que ofrece la novela gráfica. En un
despliegue de virtuosismo a veces casi abrumador, Talbot recrea
numerosos estilos (desde la línea clara al barroquismo, pasando por
el tebeo clásico y el más experimental) y pone a prueba al lector,
quien deberá sacar todo el partido a la inagotable propuesta de
Talbot, repleta de detalles imposibles de captar en su totalidad en
una primera lectura.
Más
allá del prodigio técnico y de la abundante documentación sobre la
historia de Sunderland y de Carroll, Alicia
en Sunderland se disfruta por su
ingenio permanente, por su habilidad para entrelazar historias
aparentemente dispersas, por su sentido del humor siempre presente.
Se podrá decir que se sale de sus páginas sabiendo algo más de la
historia de Inglaterra y de Alicia en el
País de las Maravillas, pero sobre
todo quedará la delectación ante un ejemplar prominente del noveno
arte.
Editorial
Reservoir Books
Traducción
de Raúl Sastre Letona
No hay comentarios:
Publicar un comentario