martes, 7 de julio de 2015

Alicia en Sunderland, de Bryan Talbot


De las muchas teorías que Bryan Talbot desliza a lo largo de Alicia en Sunderland una de las más convincentes es que Alicia en el País de las Maravillas ha afectado de una manera u otra a prácticamente la totalidad de la cultura popular británica posterior. Más allá de las innumerables versiones y los homenajes más o menos velados, el influjo del mundo de Alicia se deja ver en numerosísimas novelas, películas, obras de arte o, como no, cómics.

Pero el libro de Talbot no es solo un revelador estudio sobre algunas de las claves ocultas sobre la gestación de Alicia y una reivindicación de Lewis Carroll alejada de la figura arquetípica del retraído profesor de matemáticas, quizá pedófilo y desde luego antisocial, quien según Talbot era en realidad una persona muy afable, divertida y, desde luego, genial. Alicia en Sunderland es también un homenaje a esta ciudad a través del repaso de su historia y de su brillante presente.


Francamente, poco sabíamos sobre esta ciudad del noreste de Inglaterra, pero la panorámica que dibuja Talbot es tan fascinante que, quién lo hubiera dicho, dan ganas de conocerla de primera mano. Talbot no solo encuentra en esta región muchos de las claves de la historia de Inglaterra (y de Alicia), sino que recorre sus calles actuales descubriendo una acumulación de improbables tesoros, además de orgullo por su vitalidad y su idiosincrasia libre e independiente.

A través de una estructura compleja y muy variada, Talbot demuestra con Alicia en Sunderland la cantidad de posibilidades que ofrece la novela gráfica. En un despliegue de virtuosismo a veces casi abrumador, Talbot recrea numerosos estilos (desde la línea clara al barroquismo, pasando por el tebeo clásico y el más experimental) y pone a prueba al lector, quien deberá sacar todo el partido a la inagotable propuesta de Talbot, repleta de detalles imposibles de captar en su totalidad en una primera lectura.

Más allá del prodigio técnico y de la abundante documentación sobre la historia de Sunderland y de Carroll, Alicia en Sunderland se disfruta por su ingenio permanente, por su habilidad para entrelazar historias aparentemente dispersas, por su sentido del humor siempre presente. Se podrá decir que se sale de sus páginas sabiendo algo más de la historia de Inglaterra y de Alicia en el País de las Maravillas, pero sobre todo quedará la delectación ante un ejemplar prominente del noveno arte.

Editorial Reservoir Books

Traducción de Raúl Sastre Letona

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