jueves, 23 de julio de 2015

Alma Cogan, de Gordon Burn


Quizá el motivo por el que Alma Cogan no haya sido editado en español sea que en nuestro país poca gente ha oído hablar de esta cantante, una de las intérpretes melódicas más exitosas de Gran Bretaña en los años 50. Pero aparte del hecho de que al parecer incluso en su país de origen ya se trata de un personaje olvidado (al menos hasta que fue recuperado por Gordon Burn), lo cierto es que este desconocimiento en nada afecta a la calidad literaria de la novela.

Porque Burn deja claro desde el principio que Alma Cogan una novela, basada en hechos reales, como se suele decir, pero producto de la fantasía, como demuestra un hecho no menor: aunque la verdadera Cogan murió en 1966, el libro está narrado por la propia intérprete a mediados de los años 80. Más que un juego literario (expresado con el mayor respeto), el propósito de Burn es establecer de esta manera radical uno de los motivos de la novela: para una artista el olvido es algo muy parecido a la muerte.




Cogan, con la mediación de Burn, recupera sus días gloriosos, pero lo hace sin embellecer el pasado. Es más, uno de los puntos principales en los que se apoya el autor es en el desmantelamiento del mito, en el ataque despiadado a uno de los mayores incordios de la sociedad actual: la nostalgia. Para Cogan esos años de vino y rosas en realidad están teñidos por la inseguridad, el horror y una continua sensación de inquietud.

No sería muy difícil establecer un paralelismo entre Cogan y una figura como la de Amy Winehouse. Cierto que Cogan no pasó por los problemas de adicción que finalmente acabaron con la vida de Amy, pero sí que sufrió el mismo acoso de los fans, esa sensación de estar rodeada y sin posibilidad de escape. En la parte final de la novela, cada vez más turbia y agobiante, Cogan tendrá que hacer frente a la locura y la violencia desbocada. Sin tenerlas todas consigo, el lector pensará: menos mal que es una novela.


Editorial Minerva

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