Entre las múltiples
categorías en la que se puede dividir el género policíaco, una de
las más evidentes es la que se produce entre las novelas en las que
lo más importante es el ambiente, el carácter de los personajes, la
frase lapidaria, en fin, el estilo, y que suele ir asociada a la
novela negra americana; y por otra parte los libros que se centran en
el argumento, el caso en sí, y en los que un detective sigue un
proceso cartesiano hasta alcanzar la resolución del misterio. Esta
técnica es la usada tradicionalmente en los libros de detectives
británicos.
Lo sorprendente en Ciudad del Sol, y ya parecía casi imposible sorprenderse en un género tan
poblado como el negro, es que David Levien combina ambas
aproximaciones. Por una parte tenemos esa descripción descarnada y
hasta cruel de un mundo oscuro en el que impera el mal. Los
personajes son implacables, las situaciones duras casi hasta la
náusea y el estilo de Levien seco y sin concesiones. Pero la
estructura de la novela sigue la guía de la buena construcción
detectivesca: cada paso que da Behr, el investigador protagonista,
tiene una lógica a prueba de bombas. Se podría dibujar un diagrama
con la evolución del caso que desvelaría una precisión matemática.
Por lo demás, Levien
sacia de sobra las demandas de cualquier aficionado del género: hay
tipos buenos y malos y líneas de sombra; violencia muy explícita y
horror soslayado; personajes principales de gran entereza y
secundarios que dan sabor; una narración vertiginosa, acción a cada
paso y un misterio que mantiene su poder de atracción hasta el
final. También hay un sentido de la justicia que convierte a Behr en
un detective modélico.
Quizá en la parte final,
cuando la historia se traslada a México, los arquetipos pueden ser
algo molestos, pero en cualquier caso Levien no cae en el ridículo
de la parodia involuntaria. El frenesí en el que se ve envuelta la
narración en todo este tramo final es suficiente para enrolar al
lector en una acción sin pausa en la que el detective racional da
paso al ser más violento. Aquí se acabaron las sutilezas y las
deducciones: llega la hora de resolver el caso por las bravas.
Editorial
Roja & Negra
Traducción
de Óscar Palmer Yáñez
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