El tópico manda que al
hablar de Suiza se acople el adjetivo de “civilizada”, aunque en
muchas ocasiones solo sea para inmediatamente contradecir tal
apreciación. En Justicia esta dualidad entre apariencia idílica y
trasfondo turbio está presente desde su mismo planteamiento: un
asesinato cometido con la mayor pulcritud. Sí, se trata de matar a
una persona, pero todo se hace con educación y sin perder los
modales. Muy civilizado.
Las obras policíacas de
Friedrich Dürrenmatt siempre son muy peculiares, y Justicia es de
las más enrevesadas. Y eso que la trama es clarísima, no hay duda
sobre quién ha cometido el crimen. Otra cosa es la verdad. En un
planteamiento puramente teórico, aunque todo el mundo sepa quién es
el culpable, si se decide obviar este pequeño detalle, todas las
pruebas pueden llevarnos por un camino totalmente diferente. Y esta
será la decisión que tome el protagonista de Justicia. Una decisión
venal, pero que tendrá consecuencias morales.
En Justicia tenemos a un
asesino que a la postre será declarado inocente (esto lo sabemos
desde el principio), un investigador que no quiere completar su tarea
y que se comprometerá a desmontar sus conclusiones, una mujer que no
es la mujer que dice ser... Y por si todo esto no fuera
suficientemente complicado, también tendremos una coda en la que la
partida de billar, en la que unas bolas se van chocando con otras con
una precisión matemática, tendrá una última carambola que nos
llevará a la conclusión más perturbadora: una cosa es lo que ha
pasado y otra totalmente diferente lo que podemos llegar a saber.
Pero Justicia no es una
novela especulativa o meramente abstracta. También es una historia
detectivesca perfectamente construida. Su narración en primera
persona añade incógnitas a un relato ya de por sí lo
suficientemente enrevesado para sugerir mil interpretaciones. Si en
una novela de detectives convencional lo importante es “quién lo
ha hecho”, o como mucho “por qué”, en este caso lo que plantea
Dürrenmatt es “¿existe la justicia?”
Editorial
Tusquets
Traducción
de Juan José del Solar
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