Pese a ser el primer
escritor ruso en ganar el Nobel, Iván Bunin no ha entrado en el
canon de los autores imprescindibles, y ni tan siquiera es demasiado
conocido. Para ello sería necesario en primer lugar que su obra
fuera ampliamente difundida, requisito que de momento no se ha cumplido. Con El amor de Mitia y otros relatos podemos empezar a conocer a un autor
singular y que a la vez nos es muy familiar.
Todos los cuentos reunidos
en El amor de Mitia, excepto el primero, son posteriores a la
Revolución de octubre, y sin embargo en la mayoría de ellos es como
si nada hubiera pasado. Seguimos en el mismo mundo de Chéjov, o
incluso de Turguénev, con estudiantes torturados, criadas
melancólicas y finales siempre trágicos. El mundo de Bunin parece
una ensoñación, el reflejo de un pasado quizá más literario que
real.
De hecho, todos los
relatos mantienen la misma estructura y similar desenlace. Parece que
Bunin tenía fijación con una experiencia, un amor fugaz que sin
embargo marca una vida entera, y compuso una serie de variaciones
mínimas explotando esta situación. La escritura de Bunin es
sensorial, a menudo sensual, repleta de descripciones y con un
colorido que hace cada cuento, dentro de su formulación fija, una
experiencia diferente.
Si la historia que da
título a la selección es una novela corta, los demás relatos son
muy breves, algunos de ellos casi esbozos. No hay intriga ni apenas
desarrollo, lo importante es la recreación de ambientes y su
correlación en los ánimos, al más puro estilo romántico. Son como
historias contadas al final de una cena, evocaciones sobre el fulgor
del amor y sobre las cenizas que este deja cuando se apaga.
Editorial
Pre-Textos
Traducción
de Víctor Gallego Ballesteros
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