Al leer los libros de
Oliver Sacks se tiene la sensación de que la “normalidad” (ya
para siempre entre comillas) es algo bastante raro. No solo es que
haya tal cantidad de peculiaridades mentales que parecen afectar a
todo el mundo, sino que al detallar estas patologías el lector
siente que, en mayor o menor medida, puede sufrir una variada gama de
dolencias. Es el típico síntoma hipocondríaco que afecta a la
revisión de cualquier lista de enfermedades, pero también es algo
más, es la confirmación de que esa “normalidad” no existe.
Sacks se ha ocupado en
otros libros de diversos temas relacionados con la neurología,
siempre desde una perspectiva personal, ya sea como médico o como
paciente él mismo. Que sus libros sean ampliamente conocidos se debe
en parte a su capacidad para plantear las enfermedades como historias
humanas, y no como casos clínicos analizados fríamente. Se nota que
lo que cuenta le importa, y el lector se ve contagiado por esa misma
afinidad.
En Alucinaciones, Sacks
repasa un amplio muestrario de “apariciones” mentales que van
desde las visiones de los ciegos y los sonidos que oyen los sordos,
hasta vivencias provocadas por el consumo de drogas o experiencias
tan extendidas como las migrañas o la parálisis nocturna por no hablar de las extrañas y a veces surrealistas situaciones que se dan en los casos más extremos. Como es
costumbre en Sacks, cada historia está tratada con delicadeza,
erudición y sentido del humor. El impacto que provocan algunos de
los casos tiene su contrapeso en la sensibilidad del autor.
Una de las cosas más
insoportables de las novelas es cuando un personaje cuenta un sueño,
quizá porque sea demasiado redundante. En el caso de Alucinaciones,
por las similitudes entre estas experiencias y los sueños, a veces
se tiene la sensación de estar leyendo un catálogo de sueños, y
sin embargo no se produce este rechazo. La creatividad de las
alucinaciones, su diversidad y, por paradójico que pueda parecer, su
realismo, hacen que la lectura sea en todo momento atenta e
instructiva.
Editorial
Anagrama
Traducción
de Damián Alou
No hay comentarios:
Publicar un comentario