martes, 10 de diciembre de 2013

El ángel rojo


En la contraportada de El ángel rojo se previene de su lectura a quienes padezcan “enfermedades cardíacas”. El aviso es pertinente, pero creemos que sería más adecuado poner en alerta a quienes padezcan de estómago delicado: si en el cine es normal apartar la mirada de la pantalla en las escenas más truculentas, en este caso habrá que saltarse algunas líneas cuando la cosa se ponga especialmente desagradable.

Está claro que FranckThilliez no piensa que insinuar sea mejor que mostrar, o que la descripción del horror tenga un límite. Él prefiere sumergirse en el lodo, llenar sus libros de vísceras, órganos y mucha sangre. Y arrastrar consigo al lector. No se ahorra ningún detalle, no se amilana ante las descripciones más minuciosas de la carnicería. Él no mira hacia otro lado. Será responsabilidad del lector decidir hasta dónde está dispuesto a llegar.




El ángel rojo es el primer libro de la serie protagonizada por Franck Sharko, pero Thilliez no se detiene en presentaciones. Desde el principio impone a la narración una velocidad de vértigo, en la que se suceden espantosas escenas de crímenes, personajes que cuanto más lejos mejor, y una investigación criminal que solo avanza aparentemente, pues cada paso adelante no es más que un acercamiento al abismo.

Con las prevenciones debidas y el peligro del morbo difuminado por una moral individual, la novela se puede leer como un entretenimiento puro y duro, de lectura incandescente. Cada cual puede decidir si de entre tanto horror se debe sacar una conclusión sobre la violencia en la sociedad y el peligro cada vez más extendido de que las comunicaciones faciliten el crimen, o si se queda con la adrenalina puramente literaria. También en este caso se trata de una cuestión de tripas.

Editorial Marlow
Traducción de Martine Fernández Castaner

No hay comentarios:

Publicar un comentario