Pese a que a menudo se
suele decir que en España no hay tradición biográfica y que las
publicaciones de este género son escasas y tienen poca repercusión,
tenemos la sensación de que en los últimos años se está
produciendo un cambio de tendencia. Y no solo por la edición de
impecables retratos monográficos y por el éxito de algunos de estos
libros, sino porque algunos novelistas han encontrado en la novela
biográfica un camino de experimentación que abre posibilidades a un
nuevo género. Y cuando llega la novela es porque el campo ya está
listo para la cosecha.
Al ser un género en
formación, nos encontramos en un momento estimulante en el que todo
está permitido. O casi todo, pues la mezcla entre realidad y ficción
es un tema siempre espinoso. En Prohibido entrar sin pantalones esta
efervescencia se percibe desde las primeras páginas Juan Bonilla ha
conseguido traducir la febrilidad de Vladimir Maiakovski apropiándose
de su estilo arrollador para construir una novela que se lee en
perpetuo estado de aceleración.
Si las imágenes de
Maiakovski y la traslación narrativa que de ellas hace Bonilla
tienen una fuerza visual que impacta al lector, este choque no hace
que se detenga en ningún momento. La acción continúa sin solución
de continuidad, sin espacio para la reflexión. Es una escritura
directa, casi desquiciada. No solo refleja la actitud ante la vida de
su protagonista, sino también una época de conmoción, un lugar
sacudido por el enfrentamiento entre pasado y futuro.
Si Prohibido entrar sin
pantalones fuera una película, en ella veríamos a Maiakovski en
cada uno de sus planos. Desde luego, no es una biografía al uso, con
cronología precisa, contexto y perfil psicológico adosado. Es una
experiencia en la que Maiakovski se ha “librificado”, pero no en
un sentido de cosa inane e inofensiva. Al contrario, como en los
mejores libros, aquí Maiakoski se ha convertido en algo salvaje,
irrefrenable, vivo.
Editorial
Seix Barral
No hay comentarios:
Publicar un comentario