Para
afrontar una investigación como la que Terrence W. Deacon plantea en
Naturaleza incompleta, nada menos que “la transición de la no vida
a la vida y la transición del mecanismo insensible a la mente” es
necesario estar pertrechado con un bagaje teórico de primer nivel,
que combine tanto conocimientos científicos como, y esta es una de
las peculiaridades más atractivas del libro, una visión filosófica.
Y,
desde luego, Deacon está bien preparado. Profesor de Antropología
en Harvard y Berkeley y neurocientífico destacado, quizá en
Naturaleza incompleta lo más destacable es su aportación como
estudioso del lenguaje. Porque libros sobre el surgimiento de la vida
y la formación de la conciencia hay muchos, pero la aproximación de
Deacon es si no original (ha sido acusado de plagio), al menos sí
muy audaz.
Para
dejar las cosas claras, Naturaleza incompleta no es un libro que
ofrezca respuestas, sino que su valor es despejar el camino y ofrecer
nuevas preguntas. En la primera parte Deacon se dedica a descabezar
muchas de las teorías más populares (¡incluso se atreve a acusar a
Chomsky de dualista!), para después entrar en materia con una nueva
perspectiva. Para ello utiliza una serie de neologismos y conceptos
ad hoc que faciliten la compresión de procesos antiintuitivos
y de gran complejidad.
En
el largo camino que va de lo “ausencial” (propiedad de existir
respecto a algo ausente) hasta las “ligaduras” (lo que no está
pero podría haber estado), Deacon busca un concepto para la física
tan revolucionario como lo fue el descubrimiento del 0 para las
matemáticas. Es un trayecto arduo, en el que abundan los desvíos y
cuyo fin todavía se ve lejano. Pero propuestas como las de Deacon
ayudan a iluminar la vía y a que al menos sepamos qué estamos
buscando.
Editorial
Tusquets
Traducción
de Ambrosio García Leal
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