A medida que su obra
dramática ha ido cayendo en el olvido, también se ha oscurecido la
figura de María Lejárraga. Y sin embargo, su figura es fascinante y
digna de reivindicar. Una mujer sabia, exitosa y querida por todos
los que la conocieron que en sí misma ejemplifica lo mejor de un
periodo de la historia de España.
Por desgracia si Lejárraga
es recordada hoy en día es muchas veces como la “negra” de su marido,
Gregorio Martínez Sierra. No deja de ser curioso que una adelantada
del feminismo, una mujer independiente y de opiniones propias, dejara
que su cónyuge firmara todas sus obras (cuando, como dice muy
gráficamente Joaquín Alcaráz “Gregorio no escribía ni cartas a
la familia”). Pero Lejárraga fue la autora de los mayores éxitos
del teatro español de principios del siglo XX, fue una innovadora
pedagoga que hizo todo lo posible por extender la educación en una
atrasada España y una activista comprometida que participo como
diputada en las Cortes republicanas defendiendo a los más débiles.
Gracias al excelente
trabajo de Antonina Rodrigo en María Lejárraga, una mujer en la sombra, podemos adentrarnos en el febril mundo
intelectual de la España de la primera mitad de siglo, en el que
Lejárraga actuó, además de como escritora, muchas veces como madre
de artistas de la categoría de Juan Ramón Jiménez o Manuel de
Falla (sin duda, dos creadores difíciles de tratar); como editora de
revistas modernistas (entre ellas Helios, que suponen el punto más
inspirado de esta corriente en España); como introductora en el país
de las obras más señeras de la literatura Europea a través de sus
traducciones; o como presentadora del teatro de vanguardia, que
programó en el Teatro del Arte de Madrid. Como se ve, una mujer con
atributos.
Gracias a los amplios
extractos de su correspondencia, el lector también puede atestiguar
la calidad literaria de su autora (su calidad humana está más que
comprobada). También hay que destacar la excelente prosa de Antonina
Rodrigo, que no se limita a ser una notaria de los sucesos de la vida
de Lejárraga, sino que escribe con una soltura y una precisión
exquisitas.
Pese a que en 2012 se
publicaron dos novelas protagonizadas por María Lejárraga (Cándida
de Isabel Lizárraga y Palabras insensatas que tú comprenderás, de
Salvador Compán), pensamos que su figura merece una reivindicación
oficial que la sitúe en el lugar que se merece, como una figura
admirable a la que todos deberíamos poder homenajear.
Editorial
Vosa
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