La Tercera Républica
francesa no ha sido tratada con demasiada asiduidad editorial. No,
desde luego, en España. Pero incluso en Francia parece ser un
periodo marginado. Vista a menudo como un fracaso que empieza con la
derrota en la Guerra franco-prusiana en 1870 y termina con la debacle
del régimen en 1940, su único recuerdo parece ser la inestabilidad,
la corrupción y la más absoluta mediocridad.
Sin embargo, la Tercera
República se revela como un campo a estudiar para despejar tópicos.
Las reformas de Jules Ferry propiciaron una educación universal y
laica de la que Francia todavía se enorgullece. Su sistema político
podía ser débil y a menudo caótico, pero también permitió vivir
una época de libertades no tan común durante esos años en el el
mundo y ni tan siquiera en Europa. Sus fracasos fueron numerosos y
condujeron al derrumbe del sistema durante la Segunda Guerra Mundial,
pero no se puede pintar un panorama sin matices.
François-Georges Dreyfus
ha sido acusado de inexactitud, plagio y revisionismo. No parecen las
mejores credenciales para confiar en un historiador. Pero, con las
precauciones debidas, leer Passions républicaines es un buen método
para conocer más en detalle este periodo complejo y lleno de
malentendidos. Confesamos que su punto de vista nos parece personal,
sí, pero moderado. Por ejemplo, no le duelen prendas en reconocer
los éxitos del Frente Popular. Por lo menos en esta ocasión, no
vemos en él a un autor dogmático o extremista.
El libro tiene
pretensiones braudelianas. Es decir, no se limita a compilar fechas y
sucesos llamativos, sino que busca una explicación amplia de la
Tercera República, deteniéndose en diversos aspectos sociales,
políticos, económicos o religiosos. Dreyfus estructura el estudio
por medio de preguntas concretas que va respondiendo en breves
apartados que conforman una visión más amplia y detallada. Nos
parece, pues, una excelente introducción a un periodo que merece ser
mejor conocido.
Editorial
Bartillat
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