Se podría escribir tanto
sobre la fascinación por el mundo de la mafia como lo que ya se ha
escrito sobre la mafia en sí. Una sociedad oculta en la que impera
la violencia, un microcosmos que tanto sirve para resaltar el lado
más oscuro del capitalismo como para establecer tratados
sociológicos e incluso antropológicos. Pero quizá fue Gay Talese
con Honrarás a tu padre el primer autor en interesarse por el lado
más aburrido de la mafia, por sus tiempos muertos, por la verdadera
familia que se esconde detrás de tanta grandilocuencia.
El ejercicio de Talese es
tan detallado que a veces parece increíble que se trate de
un trabajo periodístico. Los personajes cuentan sus pensamientos más
íntimos, sus debilidades y ambiciones más secretas, mientras que
las escenas cotidianas son narradas como solo alguien que las ha
vivido desde dentro puede transmitir. Y si al tratar un tema como el
de la mafia se corre el peligro de la idealización, lo que consigue
Talese es la humanización: Bill Bonanno, su protagonista, es un ser
complejo, con motivaciones o excusas, eso ya depende del lector, pero
lo suficientemente matizado como para no ser una metáfora de nada.
Honrarás a tu padre se
centra en la figura de Bill, pero en un irrefrenable recorrido hacia
atrás y adelante el lector llega a conocer los orígenes remotos de
la mafia y sobre todo su presencia en la sociedad estadounidense de
los años 60. No faltan las guerras entre familias, secuestros,
extorsiones y asesinatos. Hay procesos judiciales, ataques con
bombas, emigraciones a lo largo de todo el país, estancias en la
cárcel, traiciones... Pero en realidad esto no es lo más
importante.
Porque lo que realmente le
interesa a Talese es la vida privada del mafioso. El autor penetra en
la intimidad de la mujer y los hijos de Bill y allí lo que vemos es
la destrucción de familias verdaderas, el peso insoportable que
puede suponer un apellido, la aparente imposibilidad de rebelarse a
la propia sangre. Conocemos la dificultad de una vida de sobresaltos,
la humillación continua, la inseguridad permanente. Y el autor
mantiene siempre el rigor, la distancia de la no ficción combinada
con la perfecta narración de un relato absorbente.
Editorial
Alfaguara
Traducción
de Patricia Torres Londoño
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