Según se va desarrollando
la trama de El alienista queda claro el juego de Machado de Assis de elaborar una parábola de la Revolución francesa. El autor
cita explícitamente episodios como la toma de la Bastilla o evoca
nombres como el de Napoleón. Pero la intención del autor es al
mismo tiempo más amplia y más particular: se puede leer el libro
como una reflexión sobre la locura humana, las ambiciones
desproporcionadas y la organización corrupta de la sociedad, pero
también como una sencilla y divertida historia local.
En su escasa extensión,
Machado de Assis condensa una cantidad de hechos y reflexiones que
multiplican las posibilidades de interpretación. También en el
dibujo de personajes, obviamente limitado, el autor despliega una
gran habilidad para la caracterización instantánea. Repleto de
ingenio, de un humor que bascula entre lo inocente y lo implacable,
apoyado en una verosimilitud aparente que esconde un mundo
desquiciado, en menos de 100 páginas vemos expresada una filosofía
subversiva presentada en píldoras de trago suave y efecto
contundente.
El referente más claro de
Machado de Assis sería Jonathan Swift. En esta novela corta el autor
brasileño no repite el cinismo macabro del maestro irlandés, pero
si mantiene su ironía manifiesta, su denuncia subliminal, el uso de
lo descabellado para demostrar a través de lo absurdo situaciones
que se dan por asumidas y que no soportarían el menor análisis
crítico. Sin alcanzar conclusiones obvias, el lector quedará preso
de una inquietante proposición.
Otro aspecto destacable
del libro es que a pesar de estar escrito en 1882, conserva una
frescura inusitada. No solo el tema es todavía actual y la fuerza de
su parodia se ha mantenido intacta, sino que el estilo de la
narración, desenvuelto y directo, se lee hoy con la misma sensación
de cercanía y retranca que podría tener hace más de 100 años. Y
sus conclusiones no dejan de ser perturbadoras: en una sociedad en la
que todo el mundo parece estar loco, ¿quién es realmente el
anormal?
Editorial
Tusquets
Traducción
de Martins y Casillas
No hay comentarios:
Publicar un comentario