Hay
un capítulo en El grupo, de Mary McCarthy, en el que una de sus
protagonistas debe realizar un informe de lectura de una novela
italiana. Para ella el libro es una clara metáfora de la Italia
mussoliniana, pero en realidad se trata de una novela del siglo XIX.
Y es que hay que tener mucho cuidado a la hora de hacer
interpretaciones contemporáneas de libros clásicos, pues lo más
fácil es patinar. Conociendo algo de la trayectoria de Elvira Mancuso se podría calificar La maestra Annuzza como un alegato
feminista, pero si se realizara una lectura a ciegas como el del
personaje de McCarthy, se podría llegar a la conclusión de que se
trata de un libro escrito por un misógino empedernido.
En
realidad, lo que hace grande el libro de Mancuso es que no está
sujeto a ninguna ideología. El propósito de la autora no es
presentar una tesis camuflada más o menos hábilmente dentro de un
relato novelesco, sino que sus personajes tienen los claroscuros de
las personas reales. Sus motivaciones van de la pureza espiritual al
interés más mezquino, a menudo mezclados en un mismo personaje. Su
desarrollo es lógico y a la vez incomprensible. Su conclusión, casi
operística, tiene implicaciones que van más allá del melodrama y
que tampoco deberían circunscribirse a una lectura contemporánea.
El
personaje de Annuzza no es en ningún momento un modelo de mujer
liberada. Puede que su finalidad sea encomiable, pero sus
motivaciones son rastreras, y su comportamiento está marcado por la
ingratitud, la fatuidad y el rencor. Todo ello presentado de manera
totalmente comprensible. Pero el cuadro no estaría completo sin la
figura de la madre, la abnegada mártir dispuesta a cualquier cosa
por cumplir los deseos de su hija. Y es relevante que según el libro
se acerca a su conclusión, Mancuso aleje el foco de atención de
Annuzza para centrarse en Pasquale, el novio baqueteado cuya
ignorancia y buen corazón se gana la simpatía del lector, lo que
hará todavía más complejo asimilar el desenlace.
La
maestra Annuzza nos ha recordado poderosamente a las novelas de
Galdós. En ella se encuentra la misma humanidad, la misma atención
y ternura hacia las clases más desfavorecidas, también la
perspicacia psicológica que transforma a sus personajes en seres de
carne y hueso, sin que que en ningún momento decaiga el pulso de la
narración. Con las limitaciones que supone una traducción, de igual
manera se percibe el dominio de Mancuso para captar el habla popular
en toda su expresividad y naturalidad.
Editorial
Periférica
Traducción
de Francisco de Julio Carrobles
Magnífica novela.
ResponderEliminarMagnífica novela.
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