martes, 18 de noviembre de 2014

Un universo de la nada, de Lawrence Krauss


El panorama que dibuja Lawrence Krauss en Un universo de la nada no puede ser más desolador: no solo el universo no tiene sentido, sino que se encamina de manera inexorable hacia su desaparición. Y sin embargo, el asombro que despliega Krauss en cada página, su emoción ante las maravillas de la naturaleza es da tal intensidad que el lector a la fuerza se verá contagiado por su emoción. Esto es lo que hay, y si no te gusta, peor para ti. Pero no te quejes, el mundo está lleno de sorpresas y de descubrimientos aún por realizar.

Es digno de admirar que un científico eminente, como se suele decir, de la categoría de Krauss, un puntal de la cosmología moderna, se haya empeñado en escribir un libro para todos los públicos en el que no solo se ocupa de aparcar la teología como método de conocimiento (tan superfluo y redundante como la misma existencia de Dios), sino que permite un acercamiento cabal y comprensible a una disciplina ardua donde las haya.




En la primera parte del libro Krauss resume de una manera compleja pero accesible los descubrimientos más relevantes del último siglo en materia de cosmología, lo que incluye campos a priori tan indigestos como la física cuántica y conceptos tan abrumadores como el multiverso o la teoría de las cuerdas. Pero Krauss además de pasión también tiene la capacidad para explicar experimentos y hallazgos de una manera divertida y que, si no se alcanza a asimilar del todo, al menos ofrece una esquema de referencias por el que moverse con soltura.

La parte final, con los conocimientos ya asentados, está dedicada a la pregunta que ha orbitado alrededor de todo el libro: ¿por qué hay algo en lugar de nada? La respuesta puede parecer anticlimática, pero al menos no se esconde en la especulación. Krauss defiende la ciencia como el único método creíble de conocimiento, y nunca está de más recordarlo. Si en algún momento el mundo acabará rodeado de tinieblas, ese momento todavía no ha llegado.

Editorial Pasado & Presente
Traducción de Cecilia Belza y Gonzalo García

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