Como dice el
propio Manuel Alberca en su prólogo a este La espada y la palabra. Vida de Valle-Inclán, en un país normal habría al menos una docena
de buenas biografías dedicadas a uno de sus autores más influyente,
renovador y famoso. Por eso la necesidad de un libro como este es
doble: por una parte, por fin disponemos de un estudio serio y
concienzudo que despeja incógnitas que van desde su nacimiento (cuyo
lugar y fecha siempre habían sido discutidos) hasta su entierro
(pues Alberca desacredita la leyenda de que un joven anarquista se
lanzó sobre su ataúd).
Y aquí está el
segundo punto clave en la biografía de Alberca: su empeño en
desmontar los mitos que a lo largo del tiempo se han ido acumulando
sobre la figura de Valle-Inclán. Con una documentación abundante,
que salva las lagunas y falsedades que el propio Valle desperdigó
sobre su propia vida y que más tarde han sido ampliadas por variados
personajes a través del estudio de periódicos, cartas y diversas
fuentes de la época, el autor desmonta muchos de los tópicos que se
habían propagado sobre Valle sin más fundamento que el adorno
literario o la conveniencia más espúrea.
El primer lugar
común que cede ante la investigación de Alberca es la consideración
del joven Valle como un bohemio romántico. Para empezar, lo primero
sería poner en duda que en algún momento existiera la bohemia
española, como decía Pío Baroja, pues la bohemia se elige y en
España la pobreza no era una opción, sino el destino más común.
Pero es que desde su llegada a Madrid con propósito de convertirse
en un literato, Valle contó no solo con la ayuda de su familia sino
con un momio gubernamental que le aseguró un sueldo sin necesidad de
trabajar. Así es bohemio cualquiera.
Otra cuestión
muy discutida ha sido la posición política de Valle-Inclán. Por
todos es sabida su tendencia tradicionalista, ejemplificada en su
defensa del carlismo. Pero, como si se quisiera perdonarle esta
excentricidad, se suele justificar esta postura tan rancia
achacándola a un exhibicionismo puramente estético, lo que hoy se
llamaría postureo. Pero Alberca demuestra que nada más lejos de la
realidad, que Valle tenía realmente una ideología conservadora
cercana a la ultraderecha y que con sus particulares vaivenes e
incoherencias se mantuvo fiel a esta familia política durante toda
su vida.
El otro gran
mito derribado por Alberca en La espada y la palabra sin posibilidad
de reconstrucción es el de la pobreza de Valle. Con una
exhaustividad asombrosa el autor saca a relucir las ganancias anuales
de Valle-Inclán para demostrar que a excepción de algunos momentos
de cierto apuro, se puede decir que llevó una vida bastante
desahogada, sobre todo teniendo en cuenta el contexto de miseria
generalizada en el que le tocó vivir. A Valle le gustaba mucho
quejarse y queda muy romántico lo del escritor paupérrimo, pero
sencillamente no era verdad.
Alberca apenas
hace alguna valoración crítica de la obra de Valle (y sería muy
conveniente un nuevo estudio que también pusiera en duda la multitud
de mistificaciones a este respecto: ¿realmente Valle era un buen
escritor?) y se centra en su figura, tan compleja, contradictoria y
rica. Además, Alberca tiene tiempo para dibujar la época y los
ambientes en los que se movió su héroe. Desde historias de
apariencia lateral (como la de Anita Delgado o el atentado contra
Alfonso XIII) que sin embargo sirven para dar color, hasta el retrato
de los personajes que rodeaban a Valle y que marcaron la historia de
España en el primer tercio del siglo XX.
No debería ser
así, pero lo cierto es que nos sorprende que un catedrático de la
universidad española haya escrito un libro que, más allá de su
valor como estudio biográfico, destaca por estar escrito con una
soltura y una amenidad tan destacables. La espada y la palabra se lee
con el interés indudable que provoca la vida de un personaje como
Valle-Inclán, pero también con el placer de encontrarse con una
obra tan bien escrita, con concesiones al humor y al estilo más
narrativo, y en la que el poso erudito no impide su accesibilidad.
Editorial
Tusquets
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