viernes, 25 de septiembre de 2015

Postdata, de Simon Garfield


En Postdata Simon Garfield no solo realiza un buenhumorado repaso a la historia de la correspondencia, como señala su subtítulo, sino que también, de manera relajada, reivindica el valor del correo postal en tiempos de absolutismo del email. Más allá de cuestiones sentimentales o nostálgicas, Garfield valora el poder reflexivo y personal de la escritura a mano frente al más instantaneo y frío procedimiento de la comunicación por internet.

Como señalaba Ted Hughes, no es lo mismo dejarse llevar por el ritmo acelerado del procesador de textos, que impide la concesión y incluso alarga las frases, que someterse a los rigores del bolígrafo: solo así podremos centrarnos en lo realmente importante. De la misma manera, si las cartas de Madame de Sevigné o Virginia Woolf todavía se leen hoy en día, no es solo por su incuestionable valor literario, sino porque en ellas se encuentra la vida y una proximidad que una novela, por muy lograda que sea, jamás podrá alcanzar.




Aunque Garfield comienza su repaso histórico con los clásicos griegos y romanos, en realidad su historia se centra en los avatares del correo postal británico. Aunque también es cierto que, desde el sello hasta el email, pasando por la invención del buzón (quizá creado por Trollope) o el cuerpo de carteros modernos, la mayoría de las innovaciones han venido de la mano de anglosajones. Y, qué le vamos a hacer, Garfield también tiene el don de los divulgadores ingleses a la hora de decorar sus brillantes estudios con humor y ritmo.

Entre anécdotas mínimas y evocaciones de los grandes corresponsales de la historia, caminos por los que descubrimos la proliferación de manuales para escribir la carta perfecta, el extraordinario negocio de la venta de originales, que Jane Austen era una corresponsal sosa y aburrida o la historia del inglés que se envió a sí mismo por correo, Garfield intercala una historia real de intercambio de cartas entre un soldado inglés durante la Segunda Guerra Mundial y su novia de Inglaterra, desde sus coqueteos iniciales hasta su esperado encuentro en carne y hueso.

Como el propio Garfield señala, parece que al hablar del tema de las relaciones epistolares todo el mundo recuerda 84 Charing Cross Road, y en Postdata el autor saca a la luz una historia con el mismo poder de sugerencia y pasión. Con la emoción que produce saber que estas palabras fueron escritas con total sinceridad, que no hay nada en ellas de fabulación, se acentúa el poder de las cartas para producir una corriente de empatía y cercanía que un email jamás podría provocar. Con libros como este, y por muy pesimistas que sean los datos, parece que al correo todavía le queda mucha vida por delante.

Editorial Taurus

Traducción de Miguel Marqués

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