El “dilema del
prisionero” fue en sus inicios un sencillo juego consistente en que
dos acusados se veían sometidos a una disyuntiva: traicionar a su
compinche o no. Si ninguno habla, los dos tendrán una condena menor;
si solo uno confiesa, él sale libre mientras que el otro prisionero
tendrá la máxima pena; si los dos confiesan, se les impondrá una
condena intermedia. Este simple entretenimiento ha tenido
aplicaciones en los más diversos campos, desde la psicología y la
política hasta la biología o la economía.
Así, un lector de
diversos intereses ha podido toparse con el dilema del prisionero en
tantas ocasiones y contextos diferentes que quizá piense que lo sabe
todo sobre el tema. Pero para tener un conocimiento exhaustivo del
mismo lo mejor es ir a los orígenes, lo que nos lleva a La evolución
de la cooperación, el seminal libro de Robert Axelrod publicado en
1984 y todavía vigente. Como dijo Lewis Thomas, nadie esperaría
encontrar esperanza en el futuro de la humanidad en un juego de
ordenadores (¡que funcionaban con basic!), pero Axelrod demuestra el
valor de la cooperación y cómo promoverla.
Quizá haya sido en el
campo de la biología, y más concretamente de la sociobiología, en
el que el dilema del prisionero haya tenido una mayor influencia. De
hecho, Richard Dawkins le dedicaba un apartado entero en El gen
egoísta y prologó la nueva edición de La evolución de la
cooperación. Pero Axelrod deja claro que no va a ocuparse de la
biología (aunque usará algún ejemplo de esta ciencia para exponer
sus ideas). Su intención es más teórica: a través de las
competiciones entre diferentes programas de ordenador, descubrirá
cuál es la mejor estrategia para salir vencedor en el juego. Por
supuesto, lo más importante son las implicaciones sociales de estos
resultados.
Muchos se sorprenderían
al descubrir que la estrategia vencedora fue también la más simple.
Un básico programa llamado Tit For Tat, consistente en hacer siempre
lo mismo que el adversario, batió a contrincantes más sofisticados
gracias precisamente a su sencillez. Axelrod, tras su exhaustivo
análisis de los resultados, concluye en unos principios rectores de
la sociabilidad de sentido común pero que no siempre se aplican: hay
que ser amable, saber perdonar, tomar represalias cuando sea oportuno
y no hay que pasarse de listo. Así todos saldremos ganando.
Editorial
Basic Books
Edición en
castellano de Alianza Editorial
He estado buscando el libro pero no lo encuentro traducido al castellano, es posible conseguirlo en algun lugar de Buenos Aires?
ResponderEliminarHe mirado en varias páginas de libros de segunda mano (el libro está descatalogado) y solo he encontrado uno disponible en todocolección y bastante caro. Si me entero de algo te lo comento, aunque Buenos Aires me queda un poco lejos ;-)
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