Sociofobia comienza con
una imagen apocalíptica que ya se ha convertido en cliché desde que
Cormac McCarthy la utilizara en La carretera. Pero César Rendueles
decide no transitar estos caminos polvorientos, sino tomar una vía
práctica. Pese a que el anunciado final del capitalismo como
consecuencia de la crisis ha sido sustituido por la impresión de que
todo sigue igual, para Rendueles algo tiene que cambiar. Pero
internet no será el salvador, sino más bien el adormecedor.
Hay libros que nos
reafirman en nuestras posiciones, otros que rechazamos con
indignación, y la especie más valiosa, aquellos que desafían
nuestras ideas preconcebidas y nos hacen reflexionar sobre cuestiones
que habíamos apartado por diversos motivos. Lo singular de
Sociofobia es que cuando nos encontramos con algún pensamiento
concordante con nuestras posiciones empezamos a verle brechas, de
repente todo parece demasiado sencillo o inverosímil. Después de
todo, no deja de ser sorprendente que la conclusión de una disección
compleja y matizada de la sociedad actual acabe con un llamamiento al
sentido común, la “phrónesis” aristotélica. Malos tiempos en
los que hay que demostrar lo evidente.
El escepticismo de
Rendules ante las redes sociales y la cooperación cibernética, que
en realidad lleva a un “activismo de pijama” que acaba con los
verdaderos lazos sociales de solidaridad y acción, nos recuerda a
Black Mirror, la famosa serie de Charlie Brooker. Llevado al absurdo,
el tecnofetichismo crea una nueva alienación en la que todos estamos
felices y satisfechos de ser tan “concienciados” y modernos. El
lenguaje de Rendueles, que no se avergüenza de recurrir al
coloquialismo pero que tampoco se detiene ante las referencias más
académicas, aporta nuevos conceptos para describir un momento
histórico de cambio (como todos, se podría añadir).
A veces Rendueles se
muestra categórico, y aunque sus posiciones políticas siempre van
acompañadas del matiz del escepticismo, en otros ocasiones, como en
su ataque despiadado a la línea de flotación de las Ciencias
Sociales, deja aparte los argumentos, como si fuera una verdad
evidente en sí misma. También nos ha llamado la atención no ya que
no se reivindique el sindicalismo, sino que en todo el libro no
aparezca ni una sola mención al movimiento unitario por excelencia.
Uno de los puntos más
delicados en toda la teoría de Rendueles es el de la propia
coherencia. No juzgamos al autor, sino al lector mismo. Quizá lo que
le ha acercado al libro es su bonita portada. O que haya visto en
twitter comentarios muy positivos. Y después de leerlo, se pasará
por diversos foros a glosarlo. O lo reseñará en un blog. Pero
tampoco esto es lo más importante, la clave es sí las vías
abiertas por el libro llevaran a alguna parte. Incluso para los que
no crean el el corporativismo, la cuestión de la propia
responsabilidad queda como ineludible.
Editorial
Capitán Swing
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