Entre los numerosos
enemigos de la ciencia, quizá uno de los más arraigados es el del
sentido común. Y su peligro es doble, pues su capacidad para
camuflarse y para imponerse a cualquier argumento es determinante.
Dan igual las pruebas, los estudios, las evidencias más palpables:
si alguien dice tener el sentido común de su parte, se acabó la
discusión. En 50 grandes mitos de la psicología popular sus autores
se enfrentan a este temible adversario y lo hacen con poderosas
armas: convicción y un torrente de estudios que demuestran que
muchas de las ideas que dábamos por ciertas son en realidad mitos
sin ninguna base real.
Otro obstáculo para
derribar estas creencias es que las personas son muy reacias a
admitir estar equivocadas, a dejar atrás lo que toda la vida han
dado como un hecho incontrovertible. Pero si algo deja claro 50
grandes mitos es que todos hemos caído en alguna de estas falacias,
pues no se recogen tan solo los 50 mitos del título, sino cientos
más que por extendidos, por no reflexionados o por conveniencia,
hemos asumido de manera acrítica. Por otra parte, el efecto de las
películas y de los medios de comunicación (ampliamente explicado en
el libro) ha extendido muchas de estas falsedades hasta propagarlas
por todo el mundo, y es difícil luchar con las armas del laboratorio
contra el poder de la ficción.
Pero, como dicen Scott O.
Lilienfeld, Steven Jay Lynn, John Ruscio y Barry Beyerstein, lo más
importante no es descartar estas ideas por otras nuevas por el simple
hecho de que alguien lo dice así, sino aprender un método para
diferenciar lo verdadero de lo intuido. Por ejemplo, cuando se dice
“como todo el mundo sabe”, hay que empezar a desconfiar. O hay
sustento empírico, experimentos, literatura científica contrastada,
o lo demás son ocurrencias.
El libro está
impecablemente referenciado, es ameno, desafiante (“no, es
imposible que esto sea así”) y estimula el sentido crítico, lo
más importante que se le puede pedir a un estudio de este tipo.
Simplemente para abrir boca: ¿es útil la hipnosis para recuperar
recuerdos?, ¿tienen algún significado los sueños?, ¿aumenta la
luna llena el número de delitos? No, no y no. Pero no hay que
creerlo tan fácilmente. Busquen las pruebas.
Editorial
Biblioteca Buridán
Traducción
de Josep Sarret Grau
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