Hablar de “novela
literaria” puede parecer cuando menos una redundancia, si no un
absurdo. Pero en tiempos de autoficción, de reportajes novelados y
de libros basados en hechos reales, una novela que se sumerge sin
prejuicios en el terreno de la invención parece casi experimental.
Incluso se podría decir que lo que hace Peter Cameron en Coral Glynn es una revisión de la novela romántica, pero de ser así
no lo hace con ánimo paródico o con intenciones posmodernas al
estilo de John Fowles en La mujer del teniente francés, sino que se
toma el empeño muy en serio.
Esto no significa que
Coral Glynn esté exenta de humor. Al contrario, uno de sus
mayores atractivos es que en medio de las situaciones más
melodramáticas, el autor introduce algunas gotas de humor que, sin
llegar a provocar un efecto distanciador, si destensan la trama. Otra
recurso utilizado con habilidad por Cameron es el uso de ciertos
elementos explícitos que chocan en una narración por lo demás de
estilo apacible y tradicional.
Así, de una novela que
comienza con la frase “Aquella primavera, la de 1950, había sido
especialmente húmeda”, el lector se puede esperar una historia
sabida narrada de una manera convencional. Pero el logro de Cameron
es jugar con las reglas de este tipo de novelas y aún así sublimar
la historia. El libro se lee con facilidad, la voz de Cameron es
profesional y efectiva, pero hay algo más que el don de saber contar
una buena historia: la complejidad.
Sí, porque los personajes
de la novela no son planos arquetipos usados a conveniencia por el
autor para desarrollar un argumento de amores imposibles, muertes y
traiciones. Lo que consigue plasmar Cameron en Coral Glynn es
una historia de personajes creíbles, vivos, con sus contradicciones
y sus motivos. Cameron consigue ese raro efecto de que lo que suceda
en la novela sea a la vez natural e inesperado. Y cuando todo parezca
haber terminado, llegará el momento de la verdad. Sin tener que
recurrir al final abierto, Cameron plantea un no-desenlace que deja
todas las puertas abiertas. Para comprender esto, habrá que leer el libro.
Editorial
Libros del Asteroide
Traducción
de Patricia Antón
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