Que se levanten los muertos es una de las primeras novelas de Fred Vargas
(pertenece a lo que se podría considerar como el periodo
pre-Adamsberg), y sin embargo ya posee todos los elementos que han
convertido a Vargas en una autora adictiva y para muchos en la mejor
escritora de novela negra de la actualidad. Puede parecer
contradictorio que todas las novelas de Vargas sean tan particulares
y a la vez tan reconocibles, pero es que la autora es única a la
hora de mezclar elementos ya conocidos y lograr resultados
sorprendentes.
Por
ejemplo, el misterio que encierran sus libros siempre tiente un aire
extraño, casi paranormal, pero su resolución es racionalista,
cartesiana. Que se levanten los muertos, como todas sus novelas, se
inicia con un suceso inexplicable, en este caso la aparición de la
noche a la mañana de un haya en el jardín de una cantante de ópera
retirada. Esta discordancia podría pasar inadvertida, pero da pie a
que se inicia una historia en la que nada parece tener sentido y en
la que los muertos (ya sea de manera metafórica o real) se ponen en
pie para reclamar su venganza.
También
el humor de Vargas es muy suyo. En Que se levanten los muertos
aparecen por primera vez “los tres evangelistas”, Marc, el
medievalista incisivo; Mathias, el prehistoriador que personifica la
pervivencia del cazador-recolector; y Lucien, el obsesivo
investigador de la Gran Guerra. Por supuesto, tampoco podía faltar
Armand, el viejo policía retirado que se las sabe todas. Vargas
podría muy bien utilizar estos excéntricos personajes para burlarse
de ellos sin conmiseración, pero en su lugar los trata con cariño y
respeto.
Otro
elemento muy característico de Vargas es un romanticismo palpable y
a la vez pudoroso. Todos sus personajes esconden una historia de
amor, pero este se desarrolla casi de manera subterránea. Pero todos
estos elementos que enriquecen la narración no evitan que fluya una
investigación policíaca llena de recovecos y meandros
imprevisibles, como no podía ser menos cuando los detectives son
unos personajes tan geniales y disparatados como los tres
historiadores evangelistas, con pistas falsas, sorpresas y, ante
todo, el retrato de un mundo del que, al menos en materia literaria,
no se querrá salir.
Editorial
Viviane Hamy
Edición en
castellano en Siruela
No hay comentarios:
Publicar un comentario