Uno
de esos lugares comunes acerca de la literatura que no por tópicos
dejan de repetirse (ni de ser ciertos) habla de autores que siempre
escriben el mismo libro. Sin embargo, también se da el caso de
escritores que, pese a tener una obra inconmensurable, tienen la
capacidad de sorprender al lector en cada una de sus entregas. Este
es el caso de Benito Pérez Galdós. Si al leer La incógnita
descubrimos en él a un pionero de la novela detectivesca en
castellano, en El caballero encantado Galdós enriquece su imagen de
maestro de la novela realista al concebir un libro fantástico, en
todos los sentidos.
Es
cierto que en la última serie de sus Episodios Nacionales Galdós
había experimentado con métodos narrativos más simbólicos y
fantasiosos, pero una novela como El caballero encantado va más allá
de lo que la imagen habitual que tenemos de este autor nos dejaría
imaginar. Hay encantamientos, transfiguraciones, incluso batallas con
gigantes. Efectivamente, el influjo del Quijote, siempre presente en
su obra, se manifiesta aquí en su vertiente más irreal (incluso se
recurre al manuscrito perdido como fuente de la obra).
El
personaje, por llamarlo de alguna manera, más singular del relato es
la Madre, algo así como la encarnación del espíritu nacional. Esa
madre dolorosa que hoy en día se puede interpretar con la misma
pertinencia. Si el relato de la España de principios del siglo XX
nos suena inquietantemente familiar, esta madre que pone a cada uno
en su sitio y da lecciones de moral no es solo un artificio del genio
literario, sino algo que nos es totalmente ajeno, por continuar con
el estilo metafórico.
A
El caballero encantado se le podrían achacar algunas debilidades
estructurales y cierta gratuidad en los sucesos, pero hay que leerlo
como suponemos que lo escribió Galdós: como un capricho, un
disparate que no hay que tomarse demasiado en serio, pero que
proporciona agradables momentos de lectura. Además, como no podía
ser de otra manera, el libro está escrito con el insuperable estilo
galdosiano, prodigioso en los diálogos y con una sobrenatural
capacidad inventiva y para la frase redonda.
Editorial
Akal
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