viernes, 10 de octubre de 2014

La pasión de Enrique Lynch. Necrofucker, de Richard Parra


El choque aturdidor que se experimenta al leer La pasión de Enrique Lynch y Necrofucker no viene solo de la descripción de un mundo salvaje en el que la violencia y la muerte están a la vuelta de cada página, sino que es el mismo lenguaje utilizado por Richard Parra el causante de las convulsiones que sacuden al lector hasta dejarlo grogui. Nada de retórica, sino estilo directo, derechazos que golpean en la sien. Ni asomo de barroquismo, frases limpias que sin embargo no hablan precisamente de una despejada mañana de primavera. Un acoso constante que lleva hasta las cuerdas para allí dar el gancho definitivo.

El lector español también se encuentra con la extrañeza de estar ante un texto que parece escrito en un idioma que conoce, pero que no domina por completo. Las dos historias de Parra están repletas de peruanismos, y en Necrofucker además nos encontramos con multitud de referencias al mundo metalero y juvenil. Pero en lugar de distanciar, lo que se transmite es una vivacidad euforizante, un colorido que enriquece la narración y nos descubre un nuevo mundo de sugerencias. Se trata de un estilo expresionista, en el que hay que estar atento a cada palabra, buscar la interpretación más adecuada.




La pasión de Enrique Lynch, al estar situada en el siglo XIX, puede parecer más clásica, pero incluye un juego de perspectivas y tiempos narrativos nada complaciente. Es admirable como toda la historia mantiene un mismo tono reconocible, y a la vez cada fragmento, contado desde una perspectiva diferente, propone una visión personal, identificable. La cantidad de matices, puntos de vista, resoluciones, hace de este relato de menos de 80 páginas un compendio de esas historias épicas que es más común identificar con novelas monumentales .

Necrofucker, la historia de un grupo de amigos aficionados al heavy en los años 80, es todavía mejor. La fascinación que provoca este relato de amor y violencia, de sueños y pesadillas, va más allá del virtuosismo formal que Parra despliega con gran habilidad. Porque no se trata solo de una demostración de talento expresivo, sino que en la historia se percibe todo lo que hay de verdad, de vivido en esta brutalidad que se percibe como lo más natural del mundo. La fidelidad, la insensatez, la cobardía y el horror se mezclan para formar una aterradora nouvelle de aprendizaje.

Editorial Demipage


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