miércoles, 8 de octubre de 2014

Las ventajas del deseo, de Dan Ariely


Aunque Las ventajas del deseo lleve como subtítulo Cómo sacar partido de la irracionalidad en nuestras relaciones personales y laborales, el libro de Dan Ariely no es una de esas guías que tratan de convencer al lector de que siguiendo unas reglas básicas transformará su vida por completo y se convertirá en un triunfador, de esos que escriben libros para enseñar a la gente cómo alcanzar sus más dorados sueños. En realidad, Las ventajas del deseo, no por ameno, es un libro del máximo rigor en el que el autor, como veremos, se muestra consciente de sus limitaciones.

Para empezar, Ariely, profesor de psicología y conductas económicas, se sitúa en primer plano, dando una visión totalmente personal de lo que va a explicar. Con 18 años sufrió un grave accidente que le provocó quemaduras en el 75% de su cuerpo. De esta traumática experiencia se derivaría no solo su ansia por saber, sino una muy particular perspectiva hacia el comportamiento humano. Como explica en su famosa charla en TED, las personas tienen una sorprendente tendencia a estar equivocadas, y lo que es peor, a caer en todas las trampas que se hace a sí mismo: sus estudios nos ayudan, si no a detectar todos los espejismo, al menos a tener las herramientas necesarias para defendernos.




Las ventajas del deseo consiste en una sucesión de experimentos, a cuál más ingenioso. La perspectiva de Ariely recuerda a la de Daniel Kahneman, muy crítico con los economistas racionalistas y más inclinado a creer que las personas actúan por motivos irracionales y debido a una larga serie de sesgos cognitivos que nos engañan, lo que tiene su lado bueno y su lado malo. Claro que pensamos que eso solo le pasa a los demás, pero no deberíamos estar tan seguros. Los experimentos son divertidos, a menudo sorprendentes y siempre de una sencillez que hace más evidente las conclusiones.

Pero Ariely tiene claro que conocer estos sesgos no es equivalente a poder evitarlos. Todos tenemos una herencia y una visión del mundo demasiado arraigadas como para poder darle la vuelta de un día para otro. Lo que plantea Ariely es una invitación a no dar nada por sentado, a pensar por nosotros mismos sin dejarnos llevar por tópicos y verdades recibidas. Si desafiamos la validez de las grandes primas de los ejecutivos, la brillantez de nuestras propias ideas en comparación con los demás, la solidaridad a pequeña escala frente a la indiferencia ante los grandes dramas lejanos, llegaremos a la conclusión de que solo hay un método para diferenciar lo que nos gustaría creer de la realidad: ponerlo todo en duda.

Editorial Ariel
Traducción de Elisenda Julibert

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